Corrida excepcional

 

El cartel taurino que se anunciaba en Madrid, con la participación del gran torero Manuel Mejías-Bienvenida- en la tarde del domingo 10 de Julio de 1910, indicaba que se lidiarían a muerte y en solitario, seis toros de la ganadería del Conde de Trespalacios. Interrogado minutos antes de la corrida, acerca de la motivación que lo indujo para acometer tamaña osadía, el diestro oriundo del pueblo Bienvenida, provincia de Extremadura, respondió: “porque yo soy una de las primeas figuras del toreo, y mis antepasados siempre han toreado corridas de seis toros”. Y seguidamente mostrando una gran tranquilidad, entereza y deslumbrante gallardía, manifiesta que irá a la plaza de toros a obtener la apoteosis o entrar a la enfermería. La mala suerte imperó y por ello, sufre un percance el diestro conocido como el Papa Negro, apelativo que le pusiera en razón de su ganada fama el distinguido crítico taurino de la época José de la Loma “Don Modesto”, siendo esta herida tan grave que lo dejaría incapacitado para seguir toreando con brillo en el porvenir.

 

Cogida de carácter mortal

 

En la plaza de toros de la carretera de Aragón de Madrid, a las cinco en punto de la tarde del día anteriormente señalado, se da inicio al espectáculo taurino anunciado. El Papa Negro hace el paseíllo al frente de su cuadrilla portando un traje grana y oro, lleno de euforia pues disfrutaba con los aplausos incesantes que le dispensaba unánimemente el público asistente. En sus dos primeros toros realizó faenas propias de un lidiador versado en la dura profesión de matador de toros, pero en el tercero de nombre “Viajero”, cárdeno entrepelado y claroscuro, distinguido con el No. 13 en la parte trasera de los lomos, al final de la lidia y ya entrando a matar, el toro deja el engaño por el cuerpo y le propina en la pierna izquierda una brutal cornada que por su peligrosidad, llega a conmover a la afición de España y los demás países taurinos del mundo.

 

La pasión por el toreo

 

A los pocos días de ser hospitalizado, el Papa Negro comentaba a sus familiares que los médicos intentaban cortarle la pierna, pero que él con un disparo de revólver daría muerte al galeno que lo hiciera y después, él mismo se mataría con otro tiro. A continuación sigue expresando, que en caso de morir por efecto de la cornada y cien veces más volviera a nacer, cien veces más volvería a ser torero para concluir afirmando, que su mayor deseo era ponerse bueno, para encerrarse nuevamente en Madrid con seis toros de la ganadería Trespalacios.