Prof. Manuel Concha Ruiz

Mayo 2022.

“…el único músculo importante en el toreo es el corazón” (Agustín de Foxá).

El corazón a lo largo de la historia del hombre siempre ha estado cargado de gran significado simbólico. El corazón como símbolo tiene un valor ancestral. En las Civilizaciones china, sumeria, egipcia, hindú o griega al corazón, cuya morfología y función eran prácticamente ignoradas, se le consideraba como el centro del entendimiento, del amor y del valor en el hombre.

Entre los chinos el corazón es el “órgano principal”, es el centro del “entendimiento” y de la “inteligencia”, igual que para los egipcios. El Maat era la justicia y armonía universal, simbolizada por una pluma de avestruz, el Ib. o corazón era depositado por los dioses (Osiris en el platillo de una balanza y en el otro se ponía el corazón del difunto.

En la época griega, tras una discusión filosófica sobre la localización del alma, Platón piensa que hay un alma inmortal, que se localiza en el cerebro y un alma mortal que se sitúa en el corazón. Aristóteles piensa, que alma solo hay una y esta se localiza en el corazón, puesto que el cerebro es frío y según Aristóteles no podría dar vida, por ello el centro del hombre está en el corazón.

El corazón, es el centro de la inteligencia, de la bondad, del valor…y… ¿Cómo es el corazón de los toreros?

¿Qué importancia tiene para la lidia?

¿Puede afectarse el corazón de los toreros ante la situación especial de la lidia?

¿Podríamos definir un prototipo de corazón del torero?

Comentábamos antes, como los antiguos consideraban el corazón como el centro del valor, de la pasión, de la inteligencia etc. ¿Cómo concebir un buen torero, donde el valor, la pasión y la inteligencia no sean sus señas de identidad?

El torero es sin duda un hombre valiente, lo que no esta reñido con que pueda pasar miedo en muchas ocasiones, pero su gran mérito es superar ese miedo innato de la naturaleza humana ante el peligro inmediato.

Recuerdo que hace años, mi recordado y buen amigo Jose M. ª Martorell, me comentaba, “…Manolo, yo ante el toro paso mucho miedo sobre todo antes de empezar, pero lo supero y me entrego con pasión y arte a mi faena…” No en vano comentaba Victoriano de la Serna, “… el torero jamás es un cobarde, aunque a veces experimente la sensación indescriptible del miedo…”, porque no podemos olvidar que, “…el toreo es el único arte que juega con la muerte…” (Henry de Montherlant).

Entre otras, una de las virtudes que más admiramos los aficionados, es la inteligencia del torero, su conocimiento del toro, su “saber estar” en los distintos momentos de la lidia y su frialdad para realizar todo ello en segundos decisivos.

Podríamos decir que esa inteligencia y ese “saber estar” tienen mucho que ver con el cerebro, pero no nos olvidemos que como decía Aristóteles el cerebro está frío y por eso el corazón es el que manda, el que pone orden, el que convierte la inteligencia en pasión y entrega, lo que hace que todo palpite cuando la inteligencia y el corazón se dan la mano. Como decía Felipe Sassone, “…el toreo natural es el que se realiza con la mano izquierda, el estoque en la derecha y el corazón en medio…”.

“¿Es apasionado el corazón de los toreros?,

¿Como viven el amor?”

Mucho se ha escrito y se escribe sobre el corazón de los toreros, sus amores, sus despechos, sus aventuras… Para mí, en el corazón del autentico torero hay una pasión que lo domina todo, es su amor, su locura por el toro y cuanto lo rodea, es su reto, es su misión, nada ni nadie van a apartarle de esa trayectoria que para él lo es todo. Hemos oído a muchos toreros expresarse en ese sentido “…vivo solo para el toro…”.


Como todo ser humano, tendrá sus otras facetas sentimentales, sus amores a veces transitorios, a veces permanentes, sus aventuras… pero sobre todo primará su pasión y su amor por el mundo del toro.

A lo largo de la historia del toreo siempre ha surgido la dualidad, la competencia entre el torero artista y el torero valiente, tenemos varios ejemplos en la tauromaquia española de todas las épocas. No cabe duda que el toreo es arte por antonomasia, pero es también arrojo, pasión, valor para hacer de ese arte algo que te paraliza la respiración y la sangre en las venas, cuando arte y valor se aúnan en el mismo instante.

El torero autentico necesita “un gran corazón” que haga su entrega sublime, porque como decía Juan Belmonte, “…para torear bien hay que olvidarse del cuerpo y el buen toreo es el que se hace con sentimiento y pasión de enamorado…”, por eso es necesario ese “gran corazón”, esa entrega sublime, ese olvidarse del cuerpo.

Quizás uno de los aspectos menos conocidos, es la influencia que puede tener sobre el corazón del torero, las situaciones de estrés, responsabilidad ante el público o el propio sufrimiento durante la lidia.

En una entrevista con J.L de Córdoba antes de iniciarse la temporada de 1942 habla del público, tamaño de los toros, de su deportes favoritos cómo montar a caballo, aunque existe una fotografía de Manolete jugando al tenis vestido a la antigua usanza, con pantalón largo y finalmente llega la pregunta que a todo hombre soltero se le hacía en aquellos tiempos, los amores …contestación de Manolete “…puede darte la seguridad de que, por ahora solo pienso en el toreo”.

El esfuerzo que realiza un torero ante el toro es en muchas ocasiones muy superior al de muchos deportistas, no solo en el aspecto físico sino también en el aspecto psicológico. El torero no solo se enfrenta a la ansiedad propia del peligro que la faena conlleva, sino que también ha de enfrentarse a la tensión, al estrés ante un público expectante y en muchas ocasiones poco tolerante.

El torero cada tarde, no solo se enfrenta con el riesgo de la muerte, sino también a otros aspectos que pueden tener para él, una gran trascendencia sobre su presente y su futuro profesional.

Todo ello, esfuerzo máximo, ansiedad, estrés etc., pueden tener sobre el corazón del torero una importante repercusión orgánica. Ante las situaciones mencionadas, el organismo humano reacciona liberando ciertas sustancias endógenas como la adrenalina, que aparte de tratar de adaptar el corazón y los distintos órganos a esa necesidad de respuesta inmediata, puede tener consecuencias inmediatas o tardías perjudiciales.

Estos aspectos han sido estudiados por el Dr. Gabriel Reyes Cárdenas de Sevilla, en su libro “El corazón del torero”, publicado en2004 y como él comenta en el mismo ..”es anecdótico observar que en lo que se refiere al amplio mundo de la tauromaquía, se ha escrito de todas las áreas imaginables, comenzando por la historia, la filosofía, la narrativa, la poesía, etc.., pero curiosamente poco sobre cómo son las respuestas del organismo y las implicaciones en la preparación física del principal protagonista de la fiesta taurina, el torero. Esas implicaciones pueden ser muy importantes en el corazón del torero.

Esa ha sido la intención del estudio que hace unos años presentó el Dr. Gabriel Reyes, sobre el comportamiento del corazón del torero durante la lidia, demostró como los toreros sufren importantes taquicardias (aumento excesivo de la frecuencia del corazón), sobre todo en los últimos lances de la faena. El demostró que la incidencia de esas taquicardias es mayor en la faena de muleta, donde la responsabilidad y la presión psicológica aumentan.

 

La liberación de adrenalina en esos momentos, no solo tiene como respuesta fisiológica el aumento de la frecuencia del corazón (taquicardia), sino que conlleva así mismo otras respuestas como la subida de la tensión arterial, vasoconstricción, agotamiento de reservas energéticas etc. Sólo hay que recordar la palidez marmórea que refleja la cara del torero en determinados momentos de la lidia como consecuencia de esa respuesta fisiológica debida a la adrenalina y otras sustancias que se liberan.

Todo ello puede tener sobre el corazón del torero muchas consecuencias que se pueden manifestar a largo plazo, o en ocasiones (pocas), tener una repercusión inmediata no deseada sobre la vida del torero.

En la historia de la tauromaquia hay ejemplos, aunque poco frecuentes, de lo que estamos comentando. El conocido y prestigioso médico y gran aficionado Fernando Claramunt, refiere en su capítulo “Los Toros desde la Psicología” en el Tratado de los Toros de José M. ª Cossio, como hay toreros que mueren en la plaza, no solamente por el asta de toro. Refiere el caso de cómo Luis Segura, controvertido matador que le gustaba llamarse “El Torero de Madrid”, sufrió un infarto agudo de miocardio mortal la Plaza de Valdemorillo de Madrid.(1974)

Otros toreros recordados también por Claramunt son José Mejías, “Bienvenida”Pepe “Pepote ”,hermano de Manolo y Antonio Bienvenida cuya muerte tuvo lugar en Lima en el transcurso de un festival en 1968, donde se sintió mal en el callejón y fue trasladado a una Clínica y falleció de un IAM.(Foto)

Otro caso fue el del gran torero mejicano Jorge Aguilar, “El Ranchero”, que toreando un festival, después de un pase natural cayó fulminado sobre el albero.(1974) (Foto)

Esa enorme carga física y psíquica que lleva al torero a sus límites fisiológicos exige lógicamente una gran preparación física y psicológica. Son absolutamente necesarios los reconocimientos cardiológicos y médicos completos como en cualquier otro deportista de elite, donde no se pueden dejar las cosas a la improvisación.

No cabe duda que para una auténtica preparación y adaptación del corazón del torero a esas situaciones límite, es necesario mantener unos hábitos de vida que sean saludables (alimentación, descanso adecuado, evitar hábitos nocivos como el tabaco, alcohol, etc.).

En general podemos decir que el torero por su dedicación desde muy joven, su necesidad de mantenerse en buena forma física, es un hombre que se cuida, que hace una dieta cardiosaludable que junto al continuo ejercicio de entrenamiento y la ausencia de hábitos nocivos, hacen que se pueda evitar riesgos de enfermedad coronaria, que podrían verse aumentados por el continuo sometimiento al estrés, ansiedad o los efectos fisiológicos que antes comentamos como la segregación de adrenalina durante la lidia.

A veces esas influencias nocivas se podrían manifestar en etapas más tardías de le vida, sobre todo cuando se abandonan los buenos hábitos de una vida y una dieta cardiosaludable, como ocurre en algunos deportistas de elite.

¿Cómo REACCIONA EL CORAZON DEL TORERO?

El corazón funciona como una bomba que se encarga de mandar sangre a los tejidos para responder a las necesidades de oxígeno del organismo. En la ciencia del entrenamiento existen varios parámetros para medir la intensidad de una actividad, uno de ellos es la frecuencia cardíaca, o número de veces por minuto que el corazón se contrae para mandar

sangre a los tejidos y guarda una relación más o menos lineal con la intensidad de la actividad que se realiza.

Debido a que el volumen sistólico, cantidad de sangre expulsado por cada latido, se mide en el laboratorio, la frecuencia cardíaca es el parámetro suficientemente fiable para medir la intensidad de la actividad.

En estrecha relación con el sistema cardiovascular se encuentra el sistema nervioso que como todas nuestras funciones, juega un papel fundamental las actividades físicas, las situaciones de estrés, que provocan que este sistema se estimule aumentando la liberación de hormonas y por tanto activando el sistema hormonal, que regula múltiples funciones fisiológicas del organismo.

Estas condiciones antes mencionadas, la actividad física o el estrés, influyen a nivel cardíaco en la liberación de hormonas, provocando concretamente un aumento de la frecuencia cardíaca, ya que el corazón posee unos receptores específicos para dichas hormonas.

A medida que van ocurriendo estas reacciones integradas, a nivel de la frecuencia cardíaca hay otro sistema que entran en participación, el sistema respiratorio, el cual responde a la demanda de oxígeno, aumentando la frecuencia respiratoria y el volumen corriente o de aire respirado (inspirado y espirado) produciendo un incremento de la ventilación.

FRASES y COMENTARIOS de algunos TOREROS sobre la IMPORTANCIA de la PREPARACIÓN FÍSICA del TORERO.

JUAN BELMONTE, decía lo siguiente:

para torear bien. Debes olvidar que tienes cuerpo, yo me entreno y trabajo mi cuerpo para esto, para usarlo sin darme cuenta.

La fuerza física tiene para los toreros una aplicación antideportiva, corremos mucho para torear despacio, nos preparamos y movemos el cuerpo para estar quietos.

El arte de torear -continúa diciendo el maestro-, se necesita el cuerpo como instrumento y debemos tenerlo dominado para que no interfiera, que no sea un obstáculo, que tus intenciones sean el sentimiento que debe fluir con absoluta libertad de espíritu, para que el torero cuente lo que lleva dentro tiene dos contenidos: dominar la técnica y dominar el cuerpo. Por eso hay que torear de salón todos los toros imaginables, y la forma física para que el cuerpo sea un instrumento de alta precisión, estas dos claves pueden superar la barrera más importante que tiene el arte de torear: “el miedo”.

MANUEL BENITEZ “EL CORDOBES”.

Destaca la importancia de la conexión entre la mente y el cuerpo, el equilibrio y el buen estado de ambos: «si anda la cabeza anda el cuerpo”, y ambos están relacionados, si no funciona la mente con el cuerpo no hay nada que hacer.

FRANCISCO RUIZ MIGUEL,

Enfoca la preparación desde el punto de vista de una buena mentalización: “mi forma de concebir el toreo es mediante una gran mentalización”, los entornos negativos influyen mucho, sin preparación física el torero no tiene fuerza mental, pienso que este es el 50% del valor del toreo. El animal tiene reacciones muy rápidas y si tú no estás a la altura de estas reacciones, estás a merced del toro

JOSE ANTONIO CAMPUZANO.

Con la preparación se mejora la confianza y la seguridad de hacer las cosas bien.

SANCHEZ MEJIAS.

Resalta el papel de resistencia en referencia a la seguridad frente al toro, y el control gracias a la adecuada preparación física: “el entrenamiento físico es importante a la hora de torear, porque retarda el cansancio y aumenta la seguridad, además con una buena preparación, se está dejando menos margen al azar.

El Fandi; comenta una buena preparación, ayuda a realizar tu toreo con más soltura y claridad de ideas, te da seguridad y confianza, sin olvidar que un buen fondo, ayuda mucho a soportar una larga temporada y por otro lado unos buenos reflejos, ayudan a evitar muchos accidentes, aunque no siempre se puede evitar del todo, es importante por tanto aplicar entrenamiento, como un elemento más a la preparación global del torero a ello hay que añadir una alimentación correcta y controlada como comenta Pepín Liria