La primera vez que asistió a una corrida de toros, le llevó su tío-abuelo, fue al Festival Taurino de Artillería que se celebraba cada año, y aunque era muy pequeño, tendría unos 5 años, recuerda haber visto torear a Manolete, Facundo Rojas y Rafaelito Lagartijo.

La afición fue arraigándose en él, asistiendo a otros festejos de menor importancia; aunque de los más serios no se olvida, de las célebres «Nocturnas» los sábados, y las novilladas sin caballos los domingos.

Jugaba al toro como muchos niños de la época, fabricándose con una toalla dos cuernos de cabra y un corcho y se ponía a torear con un saco, que hacía de muleta.

Casi siempre los matadores y banderilleros eran su hermano Paco, su primo Manolín que era el «mudo» y él.

Con esa edad en el colegio, coincidió con los hermanos Sánchez Saco, especialmente con Manolo que eran compañeros de clase y cuando podían se escapaban a su casa para torear al aire.

De mayor, asistió cuando su economía se lo permitía, a presenciar toros en Córdoba y otras ciudades.

Continúa siendo buen aficionado y pertenece a la Tertulia Taurina «El Castoreño» del Real Circulo de la Amistad, una de las más importantes de Córdoba.