Toros muy bien presentados de Carranco, pero sin casta ni trapío, debiluchos, dieron muy poco juego a los alternantes. Los aficionados permanecieron estoicos en sus asientos pese a la lluvia y al aburrimiento que de momentos llegaba. El juez regaló las orejas al Zotoluco, premiándole sendos bajonazos, motivo por el cual se hizo acreedor –además- del ya tradicional trofeo de plata zacatecana.

Eulalio López el Zotoluco (de verde botella y oro); recibió a Perdiguero -No. 118, de 494 Kg., negro, enmorrillado, sobaquero y bragado-, con dos largas cambiadas de rodillas; luego cinco chicuelinas y una rebolera para rematar; Moisés López le dio un buen puyazo antes de que se realizara con decoro el tercio de banderillas; el matador se esfuerza con la muleta, al toro le hizo falta un puntito de transmisión; le dio 5 tandas por derechazos y a fuerza de insistirle logra sacarle al final una más por naturales, justo cuando el toro comenzó a rajarse y desarrollar sentido; deja una estocada entera, caída, que es premiada por el juez con una oreja. El quinto de la tarde –Noche Buena, No. 141, 490 Kg., cárdeno oscuro-, fue recibido por el Zotoluco con dos largas cambiadas, lo lanceó por verónicas y remató por reboleras; en los caballos el toro no acomete, falto de codicia; buen tercio de banderillas realizado por los subalternos del matador; con la muleta le da tres pases por alto de rodillas y el toro se acabó, se echó en cuatro ocasiones en la arena; el matador pidió la Marcha de Zacatecas para torear al público en vista de que el toro no se dejó; otro bajonazo y otro apéndice obsequiado por el juez. División de opiniones.

Ignacio Garibay (de verde botella y oro), recibió al segundo la de tarde, –Huerfanito, No. 52, negro, veleto, paliabierto, enmorrillado-, a pies juntos demostrando su capacidad para torear con el capote; este toro acusó debilidad desde el principio y no recargó en los caballos; con la muleta lo citó de rodillas pegado a tablas toreándolo por alto; por naturales el toro echaba la cabeza arriba y se revolvía en un palmo de terreno; Garibay hizo una labor derechista con la muleta, con mucha clase y pundonor, pero le faltó toro; al tercer viaje deja ¾ de acero para acabar con el animal. Palmas del público y salida al tercio.  Con su segundo, el quinto de la tarde –Zapatero. No. 134, 553 Kg., cárdeno oscuro, cornipaso, tocado del pitón izquierdo-, estuvo mucho mejor, lo recibe con 5 chicuelinas muy ajustadas y remata con una larga hermosa; el toro apenas es señalado con la puya; al quite por chicuelinas, Garibay se luce en los medios; con la muleta logró hacerle cuatro tandas por derechazos muy templados, con arte; le hace una tanda por naturales, cambia de mano y ejecuta dos dosantinas ligadas con otra tanda por derechazos, martinete y remata con el de pecho; al final el toro cambia de lidia y da arreones violentos; el matador deja ¾ de espada ligeramente tendida pero muy efectiva. Una oreja y vuelta al ruedo.

Joselito Adame (de lila y oro), en su debut como matador en esta plaza, recibió al tercero de la tarde –Anda solo, de 532 Kg., No. 126, castaño, berrendo, casi cinchado, careto y coletero- con larga cambiada de rodillas, luego a pies juntos lo torea por verónicas desmayando los brazos; Ismael Prado deja un excelente puyazo en todo lo alto; Joselito pone banderillas asomándose al balcón, resultando el mejor el tercer par; brinda al respetable; con la muleta le hace tres tandas de buena factura por derecha; por naturales el toro mansea descastado; al cuarto viaje deja una estocada entera. Palmas leves. El último toro –Fundador, No. 114, de 548 Kg., cárdeno oscuro, acucharado, enmorrillado- dio muy poco juego también; Joselito lo lancea por verónicas con mucha suavidad pero el toro da una vuelta de campana al hundir el pitón izquierdo en la arena; no pone banderillas; brinda a un aficionado hidrocálido; muy voluntarioso el matador le da tres tandas de derechazos con temple, pero sin ligazón; realiza una más por naturales muy bien ejecutados a Fundador, que dobla las manos en repetidas ocasiones; una estocada entera en buen sitio despacha al astado. Una oreja y vuelta al ruedo.

 

Jánea Estrada Lazarín

La Jornada Zacatecas