En una tarde fría: “Una cuestión de actitud” es lo que se requiere para sacar la fiesta brava del declive en que transcurre.
El escenario: Plaza Monumental de toro México”.
La tercia: Diego Ventura, José Luis Angelino y Joselito Adame
Las ganaderías: Rancho Seco y la Punta
Por demás interesante ha resultado ver el desarrollo de la corrida, haciendo algunos comentarios sobre ella.
De Diego Ventura, no queda la menor duda que el rejoneador europeo tiene consigo una cuadra de caballos educados a la alta escuela del rejoneo, una rienda privilegiada y un instinto torero que recorre por sus venas de manera natural. No le quitamos el mérito que tiene el jinete portugués. En su primer toro de la ganadería de Rancho Seco, el cual siempre fue al caballo fijo y con entrega, es por ello que los rejoneadores buscan este ganado tlaxcalteca que mantiene el encaste de Murube, rejoneo al estribo, con facilidad. Después del rejón de castigo el cual, siendo este excedido en sus dimensiones, banderillas al quiebro, al estribo, toreando los caballos con la cola o grupa, dependiendo el tiempo de lidia del toro. Mal con la espada y un buen toro de Rancho Seco.
Del segundo toro sin destacar algo notable, es por ello que se ha regalado un séptimo de regalo de la ganadería de Julio Delgado. Desgraciadamente vemos salir un novillo adelantado en peso y sin trapío, sin cara, sin hechuras, sin llegar a ser lo anunciado: un toro. La calidad no ha tenido discusión, falto de bravura, siempre con un son y trote suave, que le ha permitido al rejoneador estar a “gusto” y mostrar lo mejor de su cuadra. Una sola pregunta tendríamos a ello, ¿por qué cobrar en euros y los nuestros en pesos, y venir a torear lo que en España utilizan para entrenar? La respuesta solo la tendrá quien llega a una corrida como figura y poniendo su condición.
Sobre José Luis Angelino, nos quedamos sorprendidos con ver la actuación del torero tlaxcalteca, sin cabeza, sin personalidad, sin decisión y carácter. Angelino es un gran torero, con poder y sobrada clase, en provincia tiene grandes actuaciones, pero tal parece que
Joselito Adame, nota aparte ha dado este torero de Aguascalientes. En el único toro que lidió lo hemos visto con una verdadera actitud de agradar al público, que al final de todo esto, es quien paga un boleto para ver este ancestral espectáculo propio de la cultura en México. Con “Estudiante” de 498 kgs. y marcado con el número 80, de la ganadería de La Punta, negro bragado, meano, delantero y cornivuelto, con una cornamenta desarrollada. Con el capote no logró acoplarse a la embestida áspera del toro. En el encuentro al caballo toma mal colocado a este, hace un tumbo espectacular y se inunda el ruedo con el nerviosismo que produce una posible tragedia, ya que el picador queda abajo del peto, sin lograr por fortuna, sufrir alguna lesión. Con las banderillas, dos pares al cuarteo y uno de poder a poder, para decirle a la gente “aquí estoy”. Inicia con la muleta con un cambiado por la espalda, a un toro que ya había demostrado el peligro que tenía, pero la actitud y el hambre de querer ser, provoca al matador intentar un segundo péndulo, momento en que el toro le ha propinado una golpiza de órdago, así como una cornada en el pecho que nadie en ese momento pensaba que llevaría. Sin verse la ropa, le ha realizado una faena corta, de mucho mérito, un toro que su embestida seguía áspera porque nunca recibió el puyazo en forma, que miraba al torero todo el tiempo, que sabía que dejaba atrás de
De los toros; dos ganaderías de mucha historia, dando oportunidad de ver toros que fueron, que trasmitieron ese peligro que dan los encastes que formaron nuestras ganaderías en México, pero aún nos siguen debiendo mucho. No queremos ser toristas, queremos el toro bravo, con el peso de acuerdo a la edad, con cornamentas desarrolladas, con trapío; del toro de regalo, omitimos el comentario.
En conclusión: la afición paga por ver toreros, por ver toros, porque así se anuncian, por ver profesionales, por ver la fundición de un “toro bravo” con la estética de un matador de toros y por último, una actitud de triunfo como la que ha mostrado Joselito Adame.