COMIENZO REVELADOR.-

Ha salido al ruedo un toro con trapío, bravura, casta, fijeza y que repite la embestida. El torero de rodillas, pegado a las tablas, recibe con el primer lance al animal y luego de pie, ejecuta vistosas y aplomadas verónicas, llevándose al burel a los medios para proseguir con artísticas y apretadas chicuelinas, concluyendo la prolongada tanda con una estupenda revolera.

Conducido vistosamente el toro al caballo para la pica, empuja con fuerza metiendo los riñones, siendo herido con la vara en todo lo alto del morrillo, cambiándose el tercio a banderillas con tres pares que resultan de una soberbia ejecución, mientras el matador deja el capote, toma la muleta y brinda al público desde el centro del ruedo, disponiéndose seguidamente a llevar a cabo la faena de muleta.

TOREO ESPECTACULAR.-

La importancia de una faena no obedece al número de pases que se pegan o se dan con la muleta, sino al valor intrínseco que de por sí tiene cada uno de ellos, para poder comunicarle a la lidia ritmo y cadencia. Una gran faena es el resultado proveniente de la calidad técnica y artística que encierra cada pase en particular, tratando de fortalecer al mismo tiempo su continuidad, ampliando o reduciendo las distancias entre toro y torero, de acuerdo con las condiciones del astado.

Al ejecutar los pases, el matador debe evitar que los cuernos tropiecen o alcancen la muleta y entonces estamos hablando, de acoplamiento entre la embestida y el engaño. Los pases deben ser preparados para engarzarlos unos a otros, sin rectificar la posición, girando el torero sobre sí mismo, manteniéndose relajado para que la emoción llegue a los tendidos, como consecuencia de la calidad e intensidad de su maravillosa labor. Un toro con casta y fuerza requiere de un torero que lo obligue y lo domine, pues se ha afirmado que torear es llegar a entender, la cambiante embestida del animal.

LA SUERTE SUPREMA.-

Consecuencia lógica de la lidia es la ejecución de la suerte suprema, a la cual se da cumplimiento con la muerte del toro en el redondel. Ella se efectúa a la vista del público al ser estoqueada la res con un espadazo en buen sitio por el torero, quien pone en juego su propia vida para dejar cumplido en el toro bravo, el destino de todos los animales que mueren para servir de alimento a la humanidad.

Eliminar la muerte del toro, como pretenden los enemigos de la Fiesta Brava, sería herir gravemente la integridad de las corridas de toros. Además, la suerte suprema le da sentido y justificación a la lidia, pues ella corona la ejecución sublime de la faena.