Informa desde Venezuela. Giovanni Cegarra. Periodista Taurino

En la que otrora llamaban La Sucursal del Cielo, Capital de Venezuela, arriba el sábado 26, a sus 100 años de vida, el Nuevo Circo de Caracas, un siglo sin dolientes, despojado por litigios judiciales interpuestos por la Flia. Branger, dueños del mismo desde 1929, de las declaraciones de Monumento Nacional (1984), Monumento Histórico (1987), Bien de Interés Cultural (1998), deteriorado por el correr del tiempo, abandonado, olvidado, por la afición taurina caraqueña venezolana.

Todo un Patrimonio Histórico de Venezuela, el Nuevo Circo de Caracas, cerró sus puertas a la actividad taurina, porque sus dueños, los Branger, consideraron que las corridas de toros no eran rentables para entonces, les era costoso mantenerlo, aspiraban que el Estado Venezolano se los comprase, les dieran como pago, un inmueble equivalente al valor del coso taurino capitalino, negociación que no se dió, iniciándose así, su camino del total abandono y deterioro.

La indiferencia de los taurinos caraqueños hacia el Nuevo Circo ha sido inaceptable e incomprensible, se la daban de taurinos de excelencia pero el deteriororo y abandono en que está, es el reflejo de su indolencia, desgano, por el coso taurino caraqueño, no han puesto real interés por rescatarlo, ni suficiente coraje por sacarlo del abandono en que se encuentra hoy día y al que le caiga el guante que se lo plante.

El Nuevo Circo de Caracas, en su época de gloria, fue escenario no solo de corridas de toros con actuación de figuras del toro nacionales y extranjeros, lo fue también de proyección de películas, conciertos, óperas, obras de teatro, presentación de artistas y estrellas del cine, hasta del nacimiento de partidos políticos y en su siglo de vida, su imagen es deprimente, ni taurinos ni Autoridades Municipales hacen algo por rescatarlo del estado en que se encuentra hoy día.

Sobrarán las excusas, señalamiento de culpables y paren de contar, pero lo que es muy cierto, es que el Nuevo Circo de Caracas, arriba a su siglo de vida, deteriorado, abandonado, sin dolientes y por los vientos que soplan, en estos tiempos de crisis, seguirá este camino, a no ser que surja un verdadero milagro, que ojalá llegue a tiempo, pueda verse algún día, a más ver.