La fiesta de los toros cuenta con millones de admiradores y seguidores de todas las clases sociales y merece un respeto. Atacan y tratan de desmantelar a un sector económico importante del que se mantiene un sinfín de personas de todas clases sociales. Resultan preocupantes los ataques demoledores de distintos sectores políticos contra ella. Es un espectáculo castizo, tradicional que se inició desde que los iberos llegaron a nuestra península a la que dieron el nombre de Ibérica. Traían a un animal que se llamaba huro, igual al actual toro de lidia que utilizaban como alimento. Las tareas para alcanzarlo y reducirlo resultaban complicadas a campo abierto, entonces elaboraban una cerca en la que introducían al animal para facilitar la tarea de hacerse con él. Las labores resultaban atractivas y alrededor de la cerca se apiñaban cada vez más curiosos espectadores. De esta manera estaba iniciándose el espectáculo taurino o la tauromaquia primitiva que a través del tiempo se consolidó ya llegada a una perfección tal como la conocemos actualmente de dominio de las reses y estilismo torero. Por lo expuesto resulta absurdo e incongruente atacar la tauromaquia en plan demoledor por ciertos políticos con argumentos absurdos. Cuantos aficionados y personas que profesionalmente componen la tauromaquia tienen distintas ideas políticas o quizá no les preocupa en realidad el tema. En consecuencia repetimos que la tauromaquia desde un punto de vista político se trate como un tema más o hecho profesional y espectáculo que no tiene ninguna acepción ideológica más que España.

Lo que es recomendable a los aficionados taurinos y a los agrupados en peñas que otorguen a la tauromaquia el ambiente de disuasión que siempre ha gozado y se hable se comente y discuta sobre el tema taurino con ilusión y se mantenga en conversación pues en la actualidad se habla de tauromaquia menos que antes cuando el tema en tabernas, bares cafés y diferentes tertulias era un privilegio y se hablaba con amenidad y conocimiento del mismo. Volvamos a hablar de toros y de toreros, que no decaiga la fiesta que es de todos y muy española. Cuantos no sean aficionados o no les atraiga lo taurino que la respete. 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor 

Escalera del Éxito 103