Un pueblo tan chico, pero con gente llena de fe al santo y de afición a los toros, capaz de alquilar una plaza portátil, comprar seis toros de casta y contratar tres matadores con su cuadrilla completa… «Chapeau», por el esfuerzo de la Señora Mayordoma… Pero, me pregunto, ¿tantos esfuerzos económicos fueron necesarios?

Con media plaza  – la portátil Toropuckllay-, en tarde de sol, y con mucho polvo,  se lidiaron  toros de la ganadería de San Pedro, mejor del lote el segundo, interesantes el cuarto y sexto… pero a todos les falto motor, o mejor dicho oxigeno.

 

Francisco Javier Corpas, de verde y azabache: oreja y vuelta pro-domo.

Juan Carlos Cubas, de hueso y plata: dos orejas y dos orejas, con salida a hombros tras recibir el trofeo de la tarde.

Paco Céspedes, de celeste y oro: silencio y palmas tras aviso.

 

La última faena fue la mejor, con gusto y sentimiento,  pero el torero de Chiclayo falló con la espada.

 

Incidencias: tiraron botellas a los picadores, el banderillero Denis Castillo sufrió un puntazo en el quinto toro (fue enviado al hospital de Canta). El Santi fue declarado mejor banderillero de la tarde.