Domingo Evhevarría explica la relación entre dos monstruos del toreo a caballo hermanados por una amistad fraterna

Álvaro Domecq y Antonio Cañero, en una fotografía antigua y hasta ahora inédita – ABC

ABCcórdoba

 Artículo de Domingo Echevarría

Los genios son como el ave Fénix, único animal del paraíso que obtuvo el privilegio de regenerarse en el tiempo, haciéndose inmortal, por negarse a comer del fruto prohibido a Adán y Eva. Los genios por tener ese don que Dios da, con el que son capaces de destacar en una disciplina a muy alto nivel, para la eternidad.

La fotografía que ilustra este artículo son el recuerdo de dos genios que alcanzaron la inmortalidad. D. Antonio Cañero por ser el creador de una nueva forma de torear: el rejoneo a la española. D. Álvaro Domecq, por ser su continuador, perfeccionando la obra de Cañero. Ambos comenzaron su vida profesional, movidos por contribuir al bien de los demás, interviniendo en festivales benéficos.

Eduardo Velo García escribe: «Si Jerez no se escribiese con letras sino con estampas ilustradas habría que elegir la imagen de un Álvaro Domecq montado a caballo, llámese ‘Espléndida’ o ‘Cartucho’, pero siempre a caballo, como un centauro hecho elegancia y jerezanía (…). Un alcalde que entró en política no para enfrentarse a nadie, ni para cargarse las alforjas, sino para crear patronatos y hacer más de 15.000 viviendas, trasformar los hospicios en escuelas laborales, quitar las casas de peones camineros y formar grupos organizados con el mismo fin, y fundar centros como el Oratorio Festivo. Por su labor altruista, entre otras muchas distinciones, le fue otorgada la Cruz de Beneficencia, el 11 de octubre de 1945».

Sobre don Antonio Cañero, los compendios sobre tauromaquia coinciden:

«Fue pionero del siglo XX. El mejor de siempre. Desde entonces, todos los que le siguieron se han fijado en él. Para distinguirse de los demás, pide los toros en punta ¡Un monstruo! A Cañero, indudablemente, se deben las reglas del arte del rejoneo».

El mismo don Álvaro, escribió de él: «No se puede hablar de la historia del rejoneo sin nombrar a don Antonio Cañero. El don no se lo he puesto yo; se lo puso la afición; se lo puso la prensa; se lo puso su trayectoria…».

Don Antonio es un caso único en el rejoneo. Al igual que la vida del gran caballero jerezano, la vida de don Antonio Cañero destaca también por su altruismo. Su gesto cumbre; la donación de su finca La Viñuela para la construcción de viviendas para techo de las familias más necesitadas de su tierra, Córdoba, motivo por el cual fue distinguido con el título de Socio Protector.

En sus terrenos, la Asociación Benéfica de la Sagrada Familia construyó la Barriada de Cañero, nombre imperecedero para aquel centauro del toreo cordobés, y solución para que un inmenso número de familias tuviesen una vivienda digna.

Cañero y Domecq, dos genios cuya figura renace y se engrandece, cuanto más se investiga sobre ellos.

Las fotografías, en el marco de una de las cátedras del toreo, inéditas hasta ahora, son ejemplo de ello. Fueron encontradas entre los recuerdos del genial escritor, ‘K-Hito’ fruto del incansable trabajo de investigación de mi buen amigo, José Vicente Carrasco Ramírez ‘El Rey’, apodo cariñoso que heredó de su bisabuelo paterno. Cañero inauguró la plaza de toros de Villanueva del Arzobispo, localidad jiennense cuna de K-Hito y de don Isaías Ramírez Rodríguez, abuelo materno de José Vicente. A don Isaías, Cañero le regaló, como sello de su amistad, un estoque, que aún conserva, muy orgulloso, su nieto.

Como recuerdo a Ricardo García López ‘K-Hito’, es justo citar, que nació en Villanueva del Arzobispo (Jaén), el día 3 de abril de 1890, en la calle que actualmente se llama Doctor Palanca, número 3. El apodo K-Hito surgió de la variación fonética de su nombre de pila, Ricardito, Cardito, Caíto, hasta llegar a ‘K-Hito’.

Con él alcanzó su gran prestigio en el mundo taurino. Fue director del semanario taurino ‘Dígame’ entre 1940 y 1970. Autor de numerosos libros taurinos, entre ellos ‘Manolete ya se ha muerto…’.

En una de sus actuaciones en este ruedo villanovense, el Monstruo cordobés le dijo entusiasmado: «¡Qué plaza más bonita es la de su pueblo, don Ricardo! Es la perla del toreo». Su popularidad contribuyó al auge de la fiesta de los toros en su pueblo natal. En 1949, recibió el título de Hijo Predilecto de su pueblo.

El autor es miembro de la Asociación Campera y del Rejoneo Antonio Cañero