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Informa: Pilar Guardiola

Don Valentín  Azcune es historiador especializado en el Medievo. Doctor en filología hispánica y amante apasionado de la tauromaquia. Escritor de numerosos libros y artículos en revistas de investigación, aparece nuevamente en la escena literaria con la publicación de un delicioso ejemplar que auna historia, teatro y tauromaquia. El interés de su última obra, LOS TOROS EN EL TEATRO ha traspasado fronteras, llegando a solicitar un resumen del libro la República China de Taiwan, hecho curioso que dice mucho de la expectación que ha despertado esta obra.

Humilde y generoso dónde los haya, Valentín Azcune, ha tenido a bien conceder una entrevista sincera y tremendamente didáctica sobre la historia de una España en dónde toros y teatro sincronizaban el divertimento de las diversas clases sociales, desde las altas jerarquías, hasta los estamentos más humildes de los siglos XVII y XVIII. Anécdotas divertidas, autores desconocidos de la época y sobre todo la sociología que encierran sus páginas, hacen que su lectura sea necesaria para todo aquél interesado en el importante papel que la Tauromaquia ha tenido, tiene y tendrá en este país llamado España.

Vá por ustedes

LOS TOROS EN EL TEATRO

P.- ¿Por qué toros y teatro?

V.- Mis grandes aficiones son los toros y el teatro. Desde el siglo XVII hasta, aproximadamente, la guerra civil, las dos grandes aficiones de los españoles han sido los toros y el teatro. Las dos aficiones iban de la mano.

En el siglo XIX, la gente acudía a las corridas por la tarde en la plaza que existía en donde actualmente se ubica el Palacio de Deportes y posteriormente se iban al teatro.

P.- ¿Se consideraban actos para todas las clases sociales?

V.- Más bien eran partícipes las clases media y baja de la sociedad. La clase alta prefería un teatro de altura, como hoy podría ser la ópera.

P.- ¿Quiere decir que la sociedad del siglo XVII, podría considerarse más interesada por la cultura que la de nuestro siglo XXI?

V.- Puede que la mayoría no supieran leer ni escribir, pero al ser las distracciones principales, la sociedad asistía asiduamente. El toreo a pie, no existía. Lo que hacían en las fiestas reales era alancear los toros, parecido al actual rejoneo.

Culturalmente, los toros no se identificaron con la cultura hasta el siglo XVII. En este siglo fue cuando la nobleza participó activamente en los toros. La Plaza Mayor se convirtió en uno de los escenarios principales de la corrida, especialmente para la nobleza y casa real. De hecho, se expulsaba a los vecinos que vivían en la Plaza para que los balcones los ocupara la nobleza.

Con la llegada de los Borbones, la corte, sobre todo el rey, dejan de interesarse por los toros. Esta falta de interés hará que el pueblo tome aquello que los reyes dejan.

A los alanceadores de a caballo, los sustituyen por el toreo a pie que tiene precedentes en el XVI y en el XVII, pero que no es tan importante como en el XVIII. Hasta entonces, la nobleza había toreado por divertimento, pero a partir del XVIII el toreo a pie comienza a ser retribuido. Nos estamos refiriendo al primer tercio del XVIII. De los primeros matadores conocidos que torean  retribuídos tenemos a Juan Romero.

El profesor Santonja, es uno de los primeros que estudió el origen del toreo a pie desde el S.XVI, sobre todo en los pueblos.

Si el pueblo llano no hubiera cogido el testigo de la aristocracia, los toros se habrían acabado.

Esta simbiosis de toros y teatro permanece hasta el siglo XX. Al inicio de este siglo, el teatro sufre un duro golpe por varios factores: la guerra civil, la aparición del cine y el fútbol que viene acompañado de las quinielas, hecho social éste último muy relevante ya que los premios de las quinielas en una sociedad muy precaria económicamente eran muy importantes.

P.- ¿Cómo describiría la sociedad del siglo XVII?

V.- Muy estamental. Existían tres estamentos, el eclesiástico, la aristocracia y el pueblo porque la burguesía comienza a ser importante a partir del siglo XIX, de suerte que era muy complicado pasar de un estamento a otro.

P.- ¿Cómo se explica el interés por el teatro de las clases sociales más bajas? ¿A qué se debía este interés cultural?

V.- Lo que podían saber de historia procedía del teatro y del romancero que en una gran parte se difundía oralmente, al igual que en la Edad Media eran orales los cantares de Gesta. Tenga en cuenta que entonces no se escribía, por ello se han perdido muchos cantares de gesta, porque no se escribían. El romancero, por ejemplo, ha existido hasta bien entrado el siglo XIX. Menéndez Pidal recogió muchísimo romancero de la tradición oral, incluso alguno que no se había impreso nunca, como el de la muerte del príncipe Juan.

P.- ¿Cuándo se produce la fusión: ¿Toros y Teatro? –

 En lo poco que se conserva del S.XV y el XVI, suele haber alusiones esparcidas a fiestas de toros, sobre todo encierrosEstos últimos existen desde la Edad Media. En aquella época, se llevaban por el campo. Creo que los de Cuellar, son los más antiguos. En Madrid, se traían los toros por el campo desde los prados del Norte, la Muñoza, por la antigua carretera de Aragón, hasta dónde se habían habilitado los corrales que se encontraban en la plaza Mayor. El encajonado de los toros no se produce hasta finales del XIX. De hecho, el primer toro que se lleva en un cajón es hacia 1863 que se le llevó a Barcelona. Se llevó en tren y fue la primera vez. Los otros cinco, se llevaron por las veredas. Venían de la zona de Aranjuez que es en dónde estaba la vacada real. Allí, se encontraba los toros que fueron el precedente de Veragua, propiedad de Vicente José Vázquez. El rey Fernando VII le compra la ganadería y se la lleva a Aranjuez. Fue el rey Borbón más aficionado a los toros. Cuando muere Fernando, se queda con ella la reina Mª Cristina de Borbón, última esposa, pero como no era ni taurina, ni española, se la vende a los duques de Osuna y Veragua. Hacia 1849, se queda con ella exclusivamente el duque de Veragua hasta el año 1927. Pero sin trenes y camiones, los toros iban por el campo, por lo tanto, de Sevilla hasta Madrid podían tardar dos meses. Iban con vaqueros, muchos cabestros, toda esa parafernalia era todo un espectáculo. De esta forma, los toros llegaban menos estresados. Está demostrado científicamente que lo que más estresa al toro es el transporte.

P.- En qué siglo se produce la fusión toros y teatro?

V.- En el siglo XVII, seguramente en la época de Lope de Vega. Lope tiene una comedia muy famosa en dónde el protagonista es un toreador:“El Caballero de Olmedo”.Además, debía de asistir a muchas corridas porque también tiene un tratado de rejonear en verso escrito e intercalado en su comedia “La Competencia en los Nobles”.

P.- ¿A qué cree que se debe el interés de los autores del siglo de oro por la tauromaquia?

V.- Los toros en aquella época era un espectáculo muy visual. La parafernalia del desfile de carrozas. Los nobles y embajadores extranjeros. La gallardía de los alanceadores que se enfrentaban al toro, conformaban una gran diversión pública que tenía como colofón la asistencia de los reyes. No hay que olvidar que el rey en aquellos tiempos era prácticamente Dios.

P.- ¿A qué cree que se debe actualmente el desinterés por los toros?

V.- Las causas son muchísimas. Quizá los toros, y esto se comenta poco, son más propios de una sociedad campesina que de una urbanita. Los que viven en el campo y conviven con los animales, ven más interesantes los toros. Otra causa importante, quizá la más interesante, se va a extrañar, es Walt Disney. En sus dibujos animados, humaniza a sus animalitos y los dota de sentimiento y el niño que ve desde pequeño estos dibujos, se le hace muy difícil imaginar que hagan daño a un animal porque los consideran personas. Si los niños, por ejemplo, vieran como se matan pollos en el matadero, seguramente no comerían su carne.

 Otra posible causa, en el terreno de la corrida, reside en la previsibilidad. Los toros hoy son bastante previsibles.

P.- ¿Puede ocurrir que, amén de lo que expone, las corridas en algunas plazas de primera, hayan perdido la esencia de tragedia y peligro que acompaña al espectáculo de los toros?

V.- Mire, me centro en la Ventas que se considera la mejor plaza del mundo. Ultimamente, el ganado que va a esta plaza es tan soso que no deja lugar al lucimiento. Tampoco el exceso de peso es bueno. Cuando los toros tenían casta y fiereza, sobre todo antes de la guerra, nadie hablaba de si el toro pasaba de los quinientos o era menor. El peso, a veces es una engañifa para ocultar la falta de fiereza y la casta. Por el contrario, el ganado que va a plazas de pueblo o de segunda, cuando no van las figuras, es tan encastado y tan fuerte que da lugar a entretenimiento.

P.- En la presentación de su libro, usted confesó que su interés por los toros nació a través de la televisión. Entonces televisión española retransmitía numerosas corridas. Actualmente, ninguna. ¿A qué cree deberse esta falta de interés?

V.- Hombre, los anti taurinos han comido mucho terreno a la afición y como algunos políticos se han acomplejado, pues así pasa. De hecho, el último político que ha asistido a los toros siendo presidente del gobierno, posiblemente, habría que buscarlo antes de la guerra. En democracia que recuerde, ninguno. Quizá Adolfo Suárez después de ser presidente. Existen también causas intrínsecas y extrínsecas. Las primeras son exclusivamente de los taurinos. Se mira el negocio a corto plazo, nunca hacia el futuro. También la falta de casta de los toros.

Las segundas residen en la evolución social sobre el divertimento. Hay más diversiones que hace cincuenta años. Las nuevas tecnologías han permitido que la gente vea la distracción desde un sillón, sin salir de su casa. Hace cincuenta años, si te aburrías ibas al cine o a los toros.

P.- Retomando su libro. “Los Toros y el Teatro”. ¿Qué anécdotas del libro le han resultado más divertidas o interesantes?

V.- Pues existe una obra estrenada hacia 1880, creo recordar, titulada “Fiesta Torera” que se representó en el teatro Martín. En ella sacaban a escena un becerro vivo sujeto por una cuerda. La mala fortuna hizo que el becerro escapara lanzándose al foso de los músicos y emprendiéndola a cornadas rompió instrumentos musicales. Alguna de las señoras del patio de butacas se desmayó. Los espectadores del patio trepaban a las plateas y el público que estaba en el paraíso gritaba, “Otro toro, otro toro…”. Según la prensa de la época, la situación duró quince minutos hasta que apareció el vaquero y se lo llevó.

Otra de las anécdotas curiosas del libro reside en una obra del XVII. Es un auto sacramental de tema taurino, se titula “Los Toros del Alma” del doctor Felipe Godínez. En esta obra. El toro es el pecado y lo salen a torear diversos personajes del antiguo y del nuevo testamento a los que les van sucediendo hechos contados en estos libros. Así, por ejemplo, al rey David le coge el toro porque se distrae mirando a su prima. El toro es justiciero en esta obra, hasta que surge el último espada que es Jesucristo que muere corneado por el toro para redimir los pecados de los hombres.

P.- ¿Cree que debemos ser optimistas ante la fiesta?

V.- Ahora mismo, en España, no lo soy. Aunque si nos fijamos en la organización de la fiesta en Francia, se puede tener más optimismo. Allí, las comisiones de aficionados tienen bastante importancia y son las que eligen a las ganaderías y a los matadores que más les interesan. Participan intensamente en la organización. Además,  el que triunfa una temporada, vuelve al año siguiente.

Solamente en España conozco un sitio que se haga algo parecido y es en Azpeitia, curiosamente, porque en el ayuntamiento quien tiene mayoría es Bildu. Allí, se reúnen Ayuntamiento, aficionados y escogen las ganaderías que más interesan. Ganaderías encastadas generalmente y toreros de segunda fila que tienen que esforzarse mucho más.

P.- Pasemos a temas taurinos socialmente complicados. El toro de la Vega. ¿Qué opinión le merece?

V.- Es complicado. Existe desde la época de los Reyes Católicos y tiene mucho de salvaje. Uno de los primeros que lo prohibió, fue el general Franco, durante tres o cuatro años.

P.- ¿Qué opinión le merece la España actual?

V.- Aunque le parezca raro, la reconquista ha sido muy importante y ha influido mucho en la estructura social y política en la España actual. La división autonómica o regional en Cataluña y Navarra sobre todo, procede de los distintos y antiguos  focos de resistencia que avanzaban por separado y  carecían de comunicación unos con otros, hecho que ayudó a no conseguir una unión verdadera, como puede existir en Francia.  En el año I antes de Cristo, el historiador Estrabón decía que los hispanos eran tan indómitos que cuando no tenían nada que hacer se distraían guerreando entre ellos. De aquí proceden las diferentes resistencias que han existido en España, Sagunto, Numancia, Zaragoza, Gerona…Napoleón que avanzaba y conquistaba a “uña de caballo” por Centroeuropa, en España tuvo grandes problemas. Los españoles, siempre hemos sido algo anarquistas. Somos una mezcla de tantos pueblos….

No obstante, en la actualidad considero que se han prodigado demasiadas cesiones a los nacionalistas, principalmente en educación.

 La historia hoy, se cuenta según le conviene a cada autonomía. Por ejemplo, las guerras carlistas, en el País Vasco se estudian como guerras de separación, en lugar de la realidad: La lucha de un rey contra otro que quería serlo. Considero que nunca se ha contado imparcialmente la historia de España. Por ejemplo, Cataluña, era un condado del reino de Aragón y perdieron los fueros porque en la guerra de Sucesión de principios del XVIII apostaron por el candidato equivocado y en represalia Felipe V les retiró todos los fueros que tenía. Si lees la historia de España en las diferentes autonomías, parece que se refiere a países diferentes, en vez de a un solo estado. Lo veo muy complicado y las soluciones difíciles.

P.- ¿Qué le ha hecho disfrutar más a la hora de escribir este libro?

V.- Intentar la amenidad del libro con una base de datos abundante y rescatar del olvido obras desconocidas que no se sabía que existían, amén de las anécdotas que recoge.