En la festividad del Domingo de Resurrección en la Monumental de Las Ventas con media entrada, Curro Díaz, Leandro y Morenito de Aranda, dieron cuenta de seis toros de la ganadería sevillana de “Los Recitales”, encaste Osborne y Marqués de Domecq. Al finalizar el paseíllo de las cuadrillas se guardó un minuto de silencio por el ganadero Juan Pedro Domecq Solís recientemente fallecido en accidente de tráfico. A continuación comenzó la lidia que resultó pesada por la insistencia de los diestros que fue como querer sacar agua de un pozo seco. Los astados justos de fuerza quedaron cortos de embestida y dieron juego deslucido.

 

Curro Díaz se lució al lancear por verónicas al primero, que derribó en la primera vara y se cayó en la segunda. El diestro inició la faena adelantando la muleta para citar y embarcarlo por uno y otro lado sin lograrlo sólo al principio. Tras una entrada sin pinchar, dejó una estocada. Y aquí se acabó lo poco que se pudo ver. El cuarto se iba suelto de los capotes y se vencía por el pitón derecho poniendo en peligro al de Linares al acosarlo junto a las tablas. En varas el toro se repuchó y en banderillas se vencía por ambos pitones. Lo dobló bien al principio con la muleta y después todo intento fue perder el tiempo, pues el toro no se dejaba hacer. Con brazo alargado o suelto lo remató de un pinchazo bajo y una estocada caída.

 

El vallisoletano Leandro saludó al segundo gustándose por verónicas. El toro cumplió en varas y se mostró flojo de remos. Ligó unos muletazos hasta que el astado se acostó y tardó en levantarse, ya renqueante no ofrecía posibilidad de sacar nada positivo, insistió el diestro poniéndose pesado y lo despenó de pinchazos y estocada administrados con el brazo alargado o suelto, que es lo mismo. El quinto, el de más presencia y cornamenta del encierro, en varas se creció al castigo y sorprendentemente se salió suelto. En banderillas destacó por sus buenas maneras al hacer la suerte Miguel Martín. Ya en la muleta, la porfía del diestro no sirvió para nada. Después de tres pasadas sin pinchar, cobró dos estocadas y sonó un aviso antes de que doblara el toro.

 

Morenito de Aranda vio como el tercero se iba suelto de los capotes. El toro cumplió en varas y pronto delató su poca fuerza, doblándose de manos en banderillas. Con arrancada corta y cabeceando llegó a la muleta. El diestro insistió de manera absurda, perdiendo el tiempo y al final el astado no cuadraba. Por fin a paso de banderillas dejó una estocada, después dos pinchazos y otra estocada atacando siempre con arreglo a la moda del brazo suelto. Antes de que doblace el burel sonó un aviso.

 

El sexto de salida se fue de los capotes, en varas empujó y derribó y después nada se pudo hacer. Todo fue perder el tiempo insistiendo para acabar ¡Al fin! De pinchazo, media ladeada y cuatro descabellos.

 

Hay que considerar la buena voluntad de los diestros por querer hacer lo posible para contentar a los tendidos, pero cuando no puede ser, lo mejor es abreviar. Así no se aburre al personal, ni se le cansa y valora mejor la buena voluntad. Por eso repito lo ya dicho otras veces en estos casos la fórmula es:”Faena de aliño y media que basta”.

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Escalera del Éxito  103