El pregón monstruo en el Diario Córdoba

La crónica de Rafael Rodríguez en el diario «Córdoba» (en el enlace bajo estas líneas) refleja el ambiente emotivo del XXVIII Pregón Taurino de Córdoba.

El paseíllo de las cuatro ternas de matadores a los sones de «Manolete» fue para ser vivido, igual que la ofrenda floral a Manolete y Carlos Arruza por parte de Pilar Soria Molina, sobrina del primero, al son de los clarines de la Plaza Vieja con compás de toque de silencio. 

Muy bien la banda de la Plaza de Toros, al mando del maestro José Antonio, en «Manolete», «Tercio de quites» y «Capote de grana y oro» y casi sublime en el toque de clarines mencionado.

Extraordinario estuvo Juan Antonio Cobos en los fandangos dedicados a Manolete acompañado por «Tito» Gabi Serván.
En cuanto a los otros toreros, estuvieron como en una corrida de toros de verdad. A mi me parecieron todos enormes como oradores, igual que me lo parecieron en el ruedo, pero a unos les gustaron unos y otros, otros..

José María Montilla (Escalera del Éxito 110) habló con la misma suavidad y temple con que toreaba. Zurito fue breve, sobrio y certero, como eran su toreo y su espada. El Pireo explicó la emoción de torear en Linares la primera corrida de toros de Miura  tras la de la muerte de Manolete. El Puri puso su habitual pasión en un extenso y aclamado parlamento. Fernando Tortosa, con voz emocionada, narró sus primeros recuerdos del Monstruo en una intervención sensible. Parrita, sobrino de Manolete, se dejó ver tan sólo en un quite, ¡pero qué quite! Monumental, como su toreo. Chiquilín, también familia de Manolete, trató del cambio que impuso el Califa en el toreo. El joven Reyes Mendoza habló con la misma pureza con que toreaba.

«Palmeño» me había llamado la víspera: «Mañana por la mañana voy a Sevilla al médico. Me he partido el brazo derecho y me duele; pero a las siete y media estoy con los compañeros en la puerta de cuadrillas».

Y allí, a sus casi 78 años, estuvo «Palmeño» – acompañado por su hijo, su amigo Antonio y  un  grupo de seguidores del Club Taurino de Palma del Río -, llevando la chaqueta sobre los hombros porque no podia ponérsela con el  cabestrillo del brazo, pero haciendo el paseíllo junto a José María Montilla. Cuando terminó el pregón, «Palmeño» me llamó aparte: «Me marcho a casa. Me duele y prefiero viajar ahora con mi hijo. Pero te doy las gracias por llamarme para hablar de Manolete«. Un torero.

El joven Andrés Luis Dorado me llamó la víspera. Apenas se le podía entender: «Acabo de salir de San Juan de Dios. Estoy con oxígeno. Si quieres voy, pero no podré hablar. Para que veas que estoy con Manolete, el antiguo cartel de la corrida-monstruo que te presté para que se hiciera la version para el pregón, lo cedo a tu Tertulia». Y así lo conté mientras mostraba al público el cartel-monstruo original cedido por el torero.

Me llamó Fermín Vioque a las dos de la tarde: «Estoy en Madrid cerrando un trato, pero aunque no pueda hacer el paseíllo, llegaré antes del último toro». Porque desde hacía días, hablábamos del acontecimiento como si se toreara de verdad. Y apareció Fermín, de punta en blanco, a tiempo para honrar con su palabra a Manolete ante el Salón Liceo, lleno hasta la bandera.

Muy bien el presidente del Real Círculo de la Amistad, Federico Roca, reclamando una casa museo para Manolete en Córdoba. Y en cuanto al presidente de Las Ventas Juan Lamarca (Escalera del Éxito 105), perfecto administrando los tiempos de los toreros y soberbio en su alocución rematada con un ¡Gloria a Manolete y viva España!.

Juan había viajado a Córdoba con los puntos de una intervención retirados cuatro días antes, desplazándose sin compañía por no poder su esposa dejar su trabajo. Otro torero.

Lolo Vázquez, por su parte, representó la presencia de su padre el maestro Pepe Luis, amigo siempre de Manolete. 

El  cartel de Ladis, trasposición del original de la Corrida de Toros Monstruo pro Monumento a Manolete de 1951, es una pieza de coleccionista, habiéndose realizado ya dos tiradas.

La decoración de Elena Landauro, con un busto y una silueta de Manolete iluminados en primer plano y un cartel auténtico de 1948 pintado por Juan Reus, con las figuras de Manolete y Carlos Arruza presidiendo el escenario, y el gran cartel feria de Córdoba de primeros del siglo XX dando la bienvenida, dan una idea de que el Pregón Taurino, además de un hecho cultural, está adquiriendo carácter de manifestación artística. Prueba es que el pintor Juan Cantabrana se sumó al pregón, exponiendo su óleo dedicado a Manolete ante la gran vidriera de los escudos en el Salón Liceo.

El objetivo del pregón era realizar en honor de Manolete un acto multitudinario, protagonizado por sus compañeros, y que llevara la emoción a los corazones de participantes y público. Y se lograron los tres objetivos. 

http://www.diariocordoba.com/noticias/contraportada/portico-ciclo-taurino_1145143.html