Su tamaño varió mucho; las primitivas fueron pequeñas y airosas y de cualquier color, pues no tenía otro objeto que el indicado, esto es, desviar al toro de su viaje natural; a mediados del siglo XIX comenzaron a agrandarlas. Muchos historiadores dan como veraz la noticia arrastrada, dato que publicó Nicolás Fernández de Moratín en su Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España, publicada en 1776, de la paternidad de su creación a Francisco Romero (padre de Juan y abuelo de la saga de los Romero, entre los que destacó Pedro), esta noticia está muy divulgada; pero no existen pruebas fehacientes de ello, ni tan siquiera que Francisco Romero fuese torero.

 

Y es más: negamos, si hubiera existido tal toreo, que fuera el inventor, o al menos dudándolo mucho, pues todos los historiadores convienen en que dicho Francisco nació en Ronda hacía el año 1700, y, sin embargo, en la Cartilla en que se notan algunas reglas de torear a pie…obra conocida como la Cartilla de Osuna –tratado manuscrito  del siglo XVII escrito en verso y en prosa- ya se habla de la muleta y se explica su uso en la regla XVI, que dice así:

 

<

La que un país no se usa,

Pues mi afición no la excusa

Para quien tuviese maña:

Pues a ninguno daña

Que es con un lienzo llamar

Al toro, y con esta acción

Se logra la perfección

En el modo de torear>>

 

Y agrega: << Lo vistoso de esta suerte es ser solo por su ejecución con un lienzo blanco lo que con una capa, concurriendo las mismas circunstancias que en las demás suertes; solo, si, es preciso ponerse más cerca, por el menor ámbito que tiene el lienzo que la capa…>>

 

Pues bien: este lienzo blanco al principio no era otra cosa que la muleta primitiva, y, así, lo describe igualmente Eugenio García Baragaña, primer tratadista que escribió una tauromaquia para los toreros de a pie, el título de su obra Noche Fantástica. Método para torear a pie, libro publicado en 1750. En referencia a la muleta dice: <>. Sin duda, por lo aclarado del tratadista, hasta la mitad del siglo XVII solamente se usaba la muleta para estoquear a la res y  se usaba indistintamente la capa, seguramente liada en un palo a guisa de muleta.

 

Los antiguos viajeros extranjeros, turistas del pasado que venían a España a conocer nuestro carácter y  nuestras costumbres, nos han dejado algunas notas sueltas sobre la muleta. Como ya hemos dejado patente y aclarado en otros escritos sobre el desarrollo de la Fiesta, éstos siempre dejaban datos minuciosos de todo cuanto ocurría en los festejos taurinos y no dejaban nada sin comentar en sus escritos, referencias silenciadas por nuestros escritores al darse por conocidas.

 

Es hacía 1770 cuando el viajero ingles Richard Twiss llega a España y presencia una corrida en el Puerto de Santa María, después de hacer una descripción meticulosa de todo cuanto presencia, no se olvida ni de la divisa de los toros, medida de la  espada etc., habla de la muleta en los siguientes términos:

<>.

 

Otro compatriota suyo, Henry Swinburne, seis años más tarde presencia una corrida a Aranjuez (Madrid). Asiste al encierro de los toros, y al verlos tan pacíficos, exclama:

 <>. De la muleta aporta los siguientes datos: (…) Entonces un campeón –torero- llevando en su mano izquierda una capa parda suspendida al extremo de un palo, y en la otra una espada (….) provoca la lucha>>.

 

Por primera aparece el color rojo de la muleta, esta vez leemos al viajero Joseph Townsend. La corrida que nos describe la presenció en la plaza de toros de Madrid  el 19 de junio de 1786. Reproducimos lo concerniente a la muleta:

<moleta (sic) o pequeña bandera escarlata que siempre llevan en la mano izquierda, e incitándole para que se precipite contra ella se esquivan y le eluden>>.

 

La muleta, que sus inicios se utilizaba como ayuda, y que servía únicamente para desviar la envestida del toro y no ser arrollado y, además, para poder matar de frente, no es el utensilio o trebejo de antaño; se convirtió, con la  profesionalización del toreo, en la parte más principal de la lidia, por su riesgo, entrega, variedad y profundidad artística de los pases y adornos.

 

 

 

 

Fernando García Bravo

Documentalista Taurino de www.sabiosdeltoreo.com