Francisco Pajares tuvo en el primero un novillo que peleó con celo en varas y metiendo los riñones. Incluso derribo al piquero. La faena tuvo buen principio para acabar deslucida por los derrotes que propinó el novillo. Perfilado fuera dejó el diestro cacereño una estocada, sonó un aviso y remató con el descabello. El cuarto se salió suelto en varas, manso con peligro que derrotaba. El novillero tuvo que pechar con esto y el aire desapacible. Tras una pasada sin pinchar dejó una estocada y remató con el descabello. Pitos al novillo en el arrastre.

Pedro Marín hizo su presentación en Las Ventas. Su primer novillo, segundo de la tarde, peleó con celo y empujando en varas. La faena realizada fuera de cacho y metiendo el pico de la muleta, no tuvo relumbrón y molestado por el viento cayó el diestro albaceteño en la cara del astado sin consecuencias. Continuó en el mismo son con larga duración del muleteo. Estocada con el brazo suelto y yéndose fuera, aviso, y dobla el novillo. El quinto, manso, rehuye cabeceando el picador y éste lo persigue para meterlo en el caballo. Faena desdibujada con insistencia absurda para sacar pases que no eran posibles, y con el brazo suelto dejó un pinchazo y una estocada, sonó un aviso y se echó el novillo.

Pablo Lechuga hubo de soportar al tercero, que peleó en varas cabeceando y fue embistiendo con el mismo defecto y derrotando. Cogió al peón que lidiaba y lo volteó por suerte sin percance que lamentar. Trató el diestro de San Martín de Valdeiglesias de muletear a pesar del molesto cabeceo de la res. Sin dominarla atacó con el brazo suelto para dejar un pinchazo y una estocada que mató sin puntilla. El manso que salió en sexto lugar se iba suelto de los capotes y del caballo en varas. Derrotaba y desarmaba. Así no hubo nada que hacer. Acabó de una corta y descabello.

Desde un concepto de reflexión independientemente del encierro deslucido y del viento, no vimos ningún detalle de lidia y toreo auténtico en los novilleros que representan el futuro de la fiesta, y esto es preocupante.