Aguascalientes, Ags. Sí, ha leído usted bien, en la plaza Monumental de esta ciudad, Juan Pablo Sánchez ha confirmado muchas de las expectativas que teníamos desde que se despidió triunfante como novillero en la Monumental de Las Ventas de Madrid para tomar su alternativa el pasado 18 de septiembre en el hermoso Coliseo de Nimes, de manos de Enrique Ponce y como testigo Sebastián Castella.  Desde que partió plaza estalló el júbilo y la esperanza, era un mano a mano con una de las grandes figuras de la tauromaquia, el señor de Beziers, triunfador en todas las grandes plazas del mundo, mismo que había dado testimonio de su arte enorme ante una res de Vicky de la Mora, aquí mismo hace dos días. 

 

Se le veía a Juan Pablo  urgido de mostrar su raza y su oficio ante sus coterráneos y los feriantes.  No tardó mucho.  Salió su primero de la ganadería guanajuatense de Mimiahuapan, castaño como sus hermanos y de nombre “Dientitos”.  Salvóse el diestro de una cornada al  agarrarse de la testuz del capacho ojalado que fue mal picado, pero el joven venía decidido, se dobló garbosamente y le metió la muleta lentamente con la derecha por abajo, la res respondió y Juan Pablo insistió por el mismo lado, rematando con mucha solera.  La res no tenía muchos pases pero recibió los que le correspondían con una enorme lentitud y temple con la derecha y con una gran valentía cuando era preciso, al quedarse el toro en la mitad de la suerte. Así se emocionó la gallera.  Mostró también su inexperiencia y volvimos a tener un susto.

 

Con la izquierda, exponiendo ante un toro que se quedaba se vio temerario, cobró un pinchazo y luego tres cuartos tendida que fue suficiente para una oreja un tanto apurada por el generoso inquilino del biombo, (no se le ve ruta fija). Con el cuarto, “Arlequin”, que como casi todos sus hermanos barbeó en tablas y era soso –mal encierro vimos hoy-, no habían muchas florituras, volvió a doblarse con clase pero el toro no tenía lidia posible y había que olvidarse de él rápidamente, lo que fue con una media en buen sitio.  El asunto se compuso estupendamente en el sexto con “Amiguitos”, este de Begoña, en el último tercio de la lidia. Juan Pablo brindó la muerte al viejo monosabio Elías Esparza “La Changuita”.  Antes, sólo se le había señalado con la vara (¿era para arrastre lento?: No).  Seguro estaba Juan Pablo del triunfo que pidió la música de aquí: “Pelea de Gallos”.  Citó muy ceñido y templado con la derecha y remató con magnífico pase de pecho, demostró que sabe lo que es la distancia  para cada toro y paso a paso lo fue llevando en una faena emotiva y de mucha clase.  No había para más y entró por uvas, dejando un soberbio estoconazo.  Prendió a la clientela al grito de ¡torero! y se le concedieron, primero lo suficiente, las dos orejas y luego el inepto juez “localista” dio el rabo.   Pitos a la res en el arrastre.  Juan Pablo se deshizo de los trofeos y dio una vuelta triunfante y pudo haber dado una vuelta al ruedo en hombros pero se fue rápidamente por la Puerta Grande.   Además, y a ley, ganó la medalla “San Marcos”.

 

A Sebastián Castella le correspondió, primero “Cuatro Suertes” de Begoña, al que lanceó suavemente, una buena vara de largo y varios pases por alto asido de las tablas.  Logró algunos derechazos de su mejor estilo y  un cambio por atrás , pero el toro ya no pasaba lo fulminó de una estocada en todo lo alto.  Aplausos por un público reservado.  El tercero, “Comodín” de Mimiahuapan lo lanceó de nota, pese a los molestos reventadores.  Lo llevó crudo a la muleta antes habíase pronunciado con chicuelinas cadenciosas y ajustadas.  Tiró de él, pero no había lidia, quizá el peor del encierro.  Mostró en todo momento su carácter de figura.  Las cosas se compusieron con el quinto de la tarde, “Cófrade Maya”,  astifino y quizá el de mayor edad y mejor lamina.  Sebastián se dobló y luego instrumentó por derecha con el sabor de la casa y con la mano zurda dio varios naturales que al fin, despertaron a la concurrencia.  Mató con una señora estocada, de lo más bello de la tarde y recibió una oreja al grito de los conocedores: ¡torero!

 

No hay duda de que la Casa Lozano, Ricardo y Luis Fernando Sánchez han llevado con sapiencia la breve carrera de Juan Pablo, tiene magnífica escuela e instrumenta el toreo clásico, es ajeno a las florituras innecesarias y variado pero no excesivo, se regusta al enganchar al toro con un sabor que es muy nuestro y que mezcla con  tintes sevillanos.  El achuchón que recibió al principio seguramente lo desconcertó, pero manejó bien el trance, después se le vio más sereno y con la mano baja por ambos lados, sabe rematar cada tanda,  triunfalmente y sin aspavientos.  Hoy le vimos una soberbia estocada que en sí valía la oreja y quizá la tarde¡¡¡  Es así que en tres días y en tierras mexicanas, dos jóvenes han dado el “do de pecho”: Arturo Saldivar –cuatro orejas y un rabo- y hoy Juan Pablo Sánchez –tres orejas y un rabo-,  a más de que Israel Téllez quien ha cortado merecidamente una oreja en la península.

 

Se empiezan alistar nuestros jóvenes para ir a España y Francia en pos del triunfo que les es posible y, del aprendizaje que es necesario todavía a varios (Arturo Macías y El Payo).   ¡Enhorabuena por el  Volcán de Aguascalientes II !!