Tras una larga trayectoria MIGUEL DE MARÍA resume en una gran exposición su forma de trabajar y de interactuar con el lienzo, buscando una expresiva síntesis con la escultura y la geometría…El resultado a la vista está y lo primero que nos transmite su obra es un alto sentido de la estética, consecuente con la función que han de desempeñar siempre sus cuadros. MdeM proviene del mundo de la publicidad, a la que ha dedicado gran parte de su vida, y en su trabajo de años siempre ha buscado atraer, interesar y crear deseo.
Desde una primera etapa en la que predominan sus exitosos collage a base de objetos reciclados que integra dentro de una pintura amable y de definición, MdeM evoluciona hacia un tipo de obra menos escultural y menos explícita, más colorista y de mensaje, que algunos consideran próxima a la publicidad y al pop art, pero que nunca pierde las formas.
Superada una época de frenética actividad profesional a lo largo de los años ‘90 y 2000, la pintura de MdeM se adentra en nuevos territorios que en algunos casos representan una evolución y en otros una ruptura. Evoluciona cuando deja el collage y busca nuevas texturas que le sirven de fondo para sustentar expresiones más rotundas y abstractas (y que nos recuerda su afamada etapa de cartelista) y rompe cuando encuentra en la geometría, y en el cuidadoso juego de colores, nuevas formas de atraer y de conquistar, estilísticamente hablando, el siempre difícil espacio del minimalismo.
Una nueva línea, ésta última, con muchas derivadas, que MdeM continúa explorando y en la que siempre encuentra impactantes resultados: Cuando, por ejemplo, rompe la geometría en sus últimos trabajos al introducir texturas y pliegues para salirse del plano del lienzo. En cierto modo recupera estéticas anteriores y como ocurre en publicidad y él mismo dice: “cuando un concepto funciona lo importante es mantenerlo y traerlo a nuestros días. Innovar en el lenguaje, en la presentación, en la estética… pero respetando la esencia del mensaje, sin perder las formas”.