Siente uno como aficionado taurino, con ese gusanillo bien arraigado, gran satisfacción cuando observa en una Plaza de Toros, como la de Mérida, la «Román Eduardo Sandia», al profesional del toro compartir entrenamiento con los alumnos de la Escuela Taurina «Humberto Álvarez», experiencia educativa e instructiva de alto calibre personal y estima, como así lo hemos palpado en el joven Rejoneador venezolano Rafa Rodríguez.

  

La mañana de este jueves seis ha sido por demás didáctica al observar como una vaca del hierro de «Rancho Grande», la No. 164, ahora en las dehesas de la ganadería «El Trébol» ha dejado mostrarse al Rejoneador Rafa Rodríguez en su entrenamiento personal y de su cuadra de jacas de cara a sus futuros compromisos, una «vaca guena» murmuraban los presentes al ver como se arrancaba al caballo encelada con bravura y casta, como embestía a los pases de los alumnos de la Escuela Taurina Merideña.

  

«Sin querer queriendo» como diría «El Chavo» hemos sido testigos de una gran simbiosis taurina de firma, arte y estilo, de un profesional y aprendices del toro, en un improvisado pero fructífero Festival mixto en el que el torero a caballo alternaba su entrenamiento con los pupilos de Fabián Ramírez que aprovechaba para inducirle  y corregirle las maneras a los de la Escuela Taurina.

 

Simbiosis taurina que ha quedado plasmada en la historia de la Plaza de Toros «Román Eduardo Sandia» de Mérida, Estado Mérida, occidente venezolano, que se encamina hacia sus 44 años de vida taurina, dando ejemplo de la constancia, perseverancia, dedicación y postura profesional de quienes, ya profesionales de toro, transmiten sus conocimientos a quienes apenas se inician, ávidos de alcanzar su codiciada meta, ser matadores de toros.