En la tarde del día de Navidad, el matador de toros Diego Silveti hizo su presentación en otra de las plazas importantes de México, la Santa María de Querétaro, donde tuvo en sus manos una nueva puerta grande en esta exitosa campaña americana, aunque la espada le privó de cortar más orejas y de abrir la puerta grande del coso queretano. Aún así, después de saludar una fuerte ovación en su primero, al que tenía cortadas las orejas, sí paseó una con fuerte petición de la segunda, en el octavo toro del encierro de Santa Maria.

 

Con lleno de «No hay billetes» en las taquillas de la plaza, y bajo un ambiente sensacional y de auténtica expectación, la afición de Querétaro disfrutó de su tradicional corrida de Navidad. Para la ocasión se lidiaron siete toros para lidia ordinaria, el noveno de regalo, de la ganadería de Santa María, y dos, para rejones, de Rancho Seco. Abrió el festejo el rejoneador Diego Ventura, sin suerte con su primero, sí cortó una oreja del cuarto. Menos fortuna tuvo Arturo Macías, que consiguió palmas y pitos. Por su parte, Alejandro Talavante tampoco consiguió el triunfo en los dos de su lote, lo que le llevó a pedir el sobrero, al que cuajó una muy buena faena que le valió una oreja.  Finalmente, Diego Silveti consiguió el resultado de ovación tras aviso y oreja con petición de la segunda.

 

Diego Silveti cayó de pie entre la conocedora afición de Querétaro, que lo disfrutó tanto con el capote como con la muleta, no así con la espada, que le privó de conseguir un triunfo rotundo. A pesar de ello, nada más abrirse de capa con su primero brilló su toreo a la verónica, especialmente con el remate de una media sensacional, para luego cuajar un rotundo y macizo quite con el capote a la espalda que causó sensación en los tendidos. Ese mismo buen nivel tuvo la faena de muleta, redonda de principio a fin, pero desafortunadamente sin remate en la suerte suprema.

 

Mucho más importante aún fue lo de su segundo toro, animal serio y de no fácil comportamiento, lo que puso a prueba a Diego Silveti. Con un fondo de mansedumbre, el diestro mexicano tuvo que ir construyendo la faena con asiento y firmeza, para terminar cuajando muletazos sensacionales por los dos pitones. Buen toreo y mucho fondo fueron los pilares de esta muy notable labor de Silveti, que después de pinchar, agarró una estocada. Bajo los gritos de ¡torero, toreo! paseó una oreja de mucho peso.

 

Con esta actuación, Diego Silveti volvió a demostrar el buen momento que atraviesa, y aunque no salió en hombros después de acariciar la puerta grande, lo cierto es que la plaza de Querétaro se sumó a lista de escenarios donde el mexicano está dejando su sello a lo largo de la presente temporada de invierno.