Cuenta la anécdota de que cuando Silverio Pérez se retiró, un empresario de Cuba lo contrató para que toreara un novillo en La  Habana, porque según esto había mucho interés por conocerlo  debido al pasodoble que le había dedicado el inolvidable Agustín Lara. Cabe mencionar que en esos días, Silverio, tal vez para resistir la tentación de volver a vestirse de luces, se había cortado el pelo a rape.

El contrato ya mencionado, fue aceptado por el torero, y cuando el avión que lo llevo a Cuba, se preparaba a aterrizar en la capital de este país, Silverio se dio cuenta que había muchas damas en la pista esperándole. Tal parecía que se aprestaban a recibir a alguien como Jorge Negrete o algún otro actor de cine, pero tratándose de un torero que según esto era el “tormento de las mujeres” como lo canta el pasodoble, el atractivo por conocer a Silverio era único, sobretodo por las del sexo femenino.

Aterrizó el avión y cuando bajo Silverio la desilusión de las damas al verlo bajar con el pelo corto y su gran quijada, fue mayor y casi se desmayaron de tal decepción.

En eso llega un mulatito y le dice al torero….”Así que es usted Silverio, el Tormento de las mujeres?…” el torero le contestó que eso es lo que decía Agustín Lara en el pasodoble… a lo que el gracioso mulatito respondió, “que cosa chico… no eres el tormento… eres la muerte!!”

Caso cómico de esta anécdota taurina con la que recordamos al faraón de Texcoco.