En mi vejez y sigo siendo un insensato. En mi pueblo, que no
-Yo creo que sería mejor que a la peña le pusierais el nombre de la calle donde está el bar de su domicilio social, El Toril.
– De acuerdo: Peña El Toril.
Y allí que acudí para hablar de la calle, del pueblo, de su tradición ganadera y de aquella corrida extraordinaria de 1809, en la que una columna de soldados franceses que acudían al lugar para cobrar tributos y realizar incautaciones de alimentos para las tropas de Zaragoza, se encontró encerrada dentro de sus muros y frente a los toros que se soltaron desde los distintos corrales y desde ese toril que lanzaba los toros a la plaza del pueblo. Los que escapaban de la cornada recibían el plomo de las armas de los hombres que ocupaban balcones, ventanas y tejados. Y, después de mi entusiasmo historicista, intervinieron mi compañera taurina Isabel Sauco y el matador de toros Alberto Álvarez para ampliar los temas a asuntos más polémicos. A alguien, seguramente partidario del torero de Galapagar, me preguntó si yo consideraba a José Tomás como figura del toreo.
Sí considero a Tomás como figura del toreo, pero no ejerce como tal. Hubo un año, 1946, en el que Manuel Rodríguez “Manolete” no toreó en España nada más que una corrida de toros. Pero fue en Madrid, en la corrida de la Beneficencia y con Gitanillo de Triana, Antonio Bienvenida y Luis Miguel Dominguín. José Tomás ha completado una temporada con nueve corridas de toros en dos plazas amables de primera y el resto de segunda, con ganado de dos divisas y con compañeros de indudable valía aunque poco relieve. Eso no es ejercer como tal figura del toreo.
Hubo sus discrepancias y Alberto Álvarez me argumentó que no había toreado más el de Galapagar porque venía de una cornada mortal y porque no podía alternar con primeras figuras porque no había dinero para pagarles a los otros diestros.
Primero, la cornada, gracias a Dios, no fue mortal y los dineros hay que compartirlos con el resto de los componentes del cartel. Comprendo que el hacerse acompañar por los más débiles es muy caritativo y provechoso para él, pero la fiesta de los toros es un espectáculo y la gente quiere ver en acción a los mejores frente a frente. Y en Sevilla, Madrid, Pamplona, Bilbao o Zaragoza. En resumen: José
Está bien lo de indultar a los toros bravos aunque nos priven de contemplar lo que desde tiempos inmemoriales se califica de suerte suprema. Y, por mi parte, que se indulten los toros bravos donde aparezcan, sea en plazas de primera, de segunda o de tercera. ¿O es que en estas últimas no pueden lidiarse toros bravos? Ya dirá el ganadero si sirve para las tareas de
Hay mismo aparece en los medios de difusión que los toros estarán en la Dirección de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas. Buena noticia si ello sirve para considerar a
Artículo de
Periodista
Fundador de la Revista “Fiesta Española”
Escalera del Éxito 85