En los últimos días hemos podido ver algunas faenas, interesantísimas de un concurso de escuelas taurinas, transmitido por un canal taurino.

Han sido faenas de becerristas o lo que viene a significar: toreros en proceso de germinación.

Chiquillos ilusionados con un mundo, cada día más incomprendido, un mundo mal tratado y peor usado por politiqueros de tres al cuarto, un  mundo denigrado por ignorantes disfrazados de “animalistas”, pero nada de eso importa a estos chicos que, con sus sueños por bandera; de alguna manera, nos dan una lección a los taurinos más hechos: ¡nada importa si el sueño es bueno!

Ahí están, soñando con puertas grandes, con triunfos sonados y al hacerlo, nada les importa más que sus propias ilusiones.

Ellos son semillas que germinan en el mundo del toro y como tales, debemos cuidarlas, arroparlas y poner todo lo que esté nuestra mano para que lleguen, todo lo lejos que puedan llegar.

Porque, muchos de estos chiquillos no llegarán ni tan siquiera a tomar la soñada alternativa que los convierta en matadores.  Algunos se rendirán, por decisión propia, cuando el pozo de la ilusión se seque, alguno más, deberá aceptar que sus maestros le abran los ojos ante la dura realidad de tener, más esperanzas que calidad.

Pero debemos apoyarlos: con nuestra presencia, ir a las plazas, verlos, alentarlos y porqué no, enfrentarlos también con esa caustica crítica que, de llegar; los acompañará en sus carreras.

Cabe anotar que ese apoyo, no traerá beneficios solo para los chicos, principalmente nos los traerá a los asistentes porque, al verlos podremos apostar por futuros toreros.

Hace un par de años vivimos una faena de una semillita igual, un chiquillo que para aquel día, había toreado apenas dos veces en su vida y su actuar en la plaza fue tal que, no solo nos convenció a los aficionados que tuvimos la suerte de verlo si no que, lo hizo también con Santiago López y Simón Casas,  que le ofrecieron apoderarlo desde ese día y hoy (desde hace poco), es el matador Román.

De los becerristas que hemos podido ver últimamente, nos han llamado poderosamente la atención un chico venezolano  Santiago de Lema, “El Moli” que, si sus sueños lo siguen alentando y los toros lo respetan, llegará donde quiera llegar porque, sabe estar en la plaza, por su técnica que, dada su juventud nos arriesgamos a considerar innata, por su afán de triunfo y su capacidad de conectar con el público.

Otro chico que nos ilusionó fue Antonio Gallardo.  Y es que, aún siendo conscientes de que no es más que un becerrista, nos impresionó su corte torero, nos impactaron sus andares, su facilidad clásica con el capote, por momentos nos llevó a pensar que era un torero hecho, a olvidarnos de su juventud.

No cabe duda que es mucho y muy largo el camino por andar para todos estos muchachos que, nos empujan con su ilusión.

En ese camino; quedarán rotas muchas alas, se desmoronarán algunos sueños, se romperán muchas ilusiones, pero; los que logren superar esa criba tendrán mucho que ofrecer, para los aficionados.

Por lo pronto nosotros confesamos que tenemos ya, dos nombres más en nuestra lista de toreros por ver, “El Moli” y Antonio Gallardo.

¿Tienen los lectores algún predilecto?