Nuevamente se vive en Cañaveralejo una tarde con toros mansos, no se salva ni uno de todo el encierro. Bueno si mañana el destino no cambia, la afición deberá esperar una año más para volver a pensar en ver un buen encierro.

Se lidió un encierro muy bien presentado de Guachicono, el cual no cumplió con el comportamiento; ni una sola oreja se les pudo cortar a seis toros que se presentaron en Cañaveralejo. No hay forma de extenderse en hablar sobre los Guachiconos, porque el juego fue tan poco que así mismo se puede describirlos.

Abrió plaza el rejoneador español Álvaro Montes, quien realmente se puede valorar como un buen jinete y que brinda espectáculo al  público pero de toreo muy poco o nada; realmente muy pocos rejoneadores entienden lo que verdaderamente significa torear a caballo, no se trata solo de valor, dominio del caballo y conectar con el público…. A caballo también se debe templar.

Como segundo alternante, estuvo Luis Bolívar, quien demostró una vez más por qué se le considera el torero más importante de América en la actualidad. Logró cuajar una buena faena con el segundo de su lote, técnico, sereno y artista; fueron tandas largas y profundas… buenos molinetes, derechazos, naturales y más. No pudo cortar la oreja por fallar con el estoque.

Daniel Luque no tuvo suerte con su lote… bueno al igual que sus dos compañeros, pero en especial el quinto de la tarde era un ejemplar con el cual no se podía esperar nada, sin embargo Luque cambió la historia de los presagios. Hubo temple, técnica y sabiduría para enfrentarse a un toro con malas ideas y mansedumbre. Estoqueó de buena manera pero falló con el descabello, solo saludó desde el tercio ante los llamados de “Torero, torero”.

 

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora para América)