5122009443720~12600418648030.jpgTras el saludo a la verónica, y la  ceremonia de confirmación de alternativa, Luis Bolívar arrancó el trasteo con un cambiado por la espalda, y prosiguió por naturales citando con la muleta a media distancia. La res tuvo mucha fijeza así como un buen pitón izquierdo, que el colombiano supo optimizar y cuidar, engarzado varias tandas de muletazos por ese lado. Luego de pasárselo por alto, Bolívar dejó un estocadón, cortó una oreja y los despojos del burel recibieron palmas.   Con su segundo, el único perteneciente al hierro de Huagrahuasi, el diestro cafetero quitó fallidamente con el capote a la espalda, e inició el tercer tercio citando de largo y toreando por derechazos en varias series, destacándose por su buen trazo algunos muletazos sueltos. Bajando la mano, y sobreponiéndose al viento, que soplaba con excesiva fuerza, Bolívar mató de otra  magnífica estocada.

5122009443720~12600418648031.jpgEl Juli, que debió pechar con un lote de poco juego, quitó por chicuelinas ante su primero, y abrió su quehacer muleteril por alto, así como por derechazos de templada ejecución y a media altura. Pero el cornúpeta se rajó casi de inmediato, tornándose parado, por lo que el madrileño lo despachó con tres cuartos de estocada. A su segundo, Julián López le ejecutó un circular en los medios, embarcándole con poderío en la muleta. Sin embargo, de nuevo el bicho buscó el abrigo de los tableros, saliendo siempre suelto del engaño del de Madrid. Porfió El Juli, robándole algunos pases en la querencia,  despachando de buena estocada.

5122009443720~12600418648032.jpgAnte Gitano, un bravo astado de Triana, Sebastián Castella se lució en las verónicas de saludo, y abrió la faena de muleta atornillado en la arena. Tras un molinete engarzado a una tanda de derechazos y un cambiado por la espalda, el trasteo se tornó izquierdista, pues toreando por ese pitón, Castella edificó una notable labor. Los naturales seriados y citando en la distancia corta se sucedieron una y otra vez, así como los circulares invertidos o dosantinas. Noble,  franco y con clase, Gitano embestía incansablemente, y el pañuelo naranja no se hizo esperar, otorgándose así el indulto del astado. Ante su segundo oponente, Castella lanceó a la verónica en posición de genuflexión y con un gran juego de brazos; y ya con la flámula, citó por estatuarios sin enmendar ni un solo centímetro. Ante un toro que no regalaba su embestida, el diestro galo instrumentó derechazos de mano baja, así como varios naturales de valía. Tras las dosantinas del epílogo, Sebastián culminó un quehacer de dominio y poder, pero no acertó con los aceros, debiendo escuchar un aviso, saliendo a hombros, junto a Luis Bolívar.

 

                                                                                                                                     Desde Quito (Ecuador), crónica de Fabricio Guerra

                                                                                                                                     Fotos: Niko