La exposición se articula entorno a cincuenta obras cedidas por coleccionistas con los temas predilectos del pintor santanderino: naturalezas muertas, retratos de animales, especialmente con sus caballos de gran formato, destacando también su galería de toreros. En el prólogo del catalogo de la muestra ha el escritor Antonio Muñoz Molina opina que: “Miguel Macaya mira las cosas como si acabaran de aparecer inexplicablemente; entra en el estudio de noche y enciende la luz y las va examinando como el egiptólogo que pasea la linterna por una cripta egipcia.”