10  DE  JUNIO

En principio, el cartel de esta tarde es de los menos relevantes de la Feria. Un torero respetable-respetado, que por veteranía parece estar de vuelta, Eugenio de Mora; y dos toreros jóvenes que están de ida hacia…, Ritter y Francisco José Espada. Los tres son toreros casi desconocidos para los recién llegados a La Tauromaquia. No, no hay caras famosas, reales o ficticias, “roneando” fuera o dentro del coso madrileño. Hoy no hay pasarelas de vanidades. Hoy hay poco más de un tercio de entrada con los toros de El Ventorrillo.

Comienza el desfile de toros más raros que bravos. Uno, dos, tres, cuatro cinco…casi dos horas de pesado e intermitente largometraje con escaso continente-contenido del arte de torear. Hay una merecida oreja del sexto toro “extra” para Eugenio de Mora que lidia  por la cogida de Ritter en un quite inoportuno… se corre legalmente el orden-turno de lidia. Hay ocho avisos en el total del festejo. Otra corrida imposible, o casi, para hacer el toreo “bonito”…es preocupante, la lidia propicia y propiamente dicha-hecha está casi en desuso. Corrida que las llamadas figuras no quieren ver ni de lejos: ¿Qué se puede esperar de dos jóvenes con pocos paseíllos en su haber?…esfuerzo, ilusión, voluntad. Sí tienen mérito Ritter y Espada al dejar alguna señal de toreo con cierto gusto o vistosidad, pero…no tienen suficiente bagaje para superar las dificultades de los toros veletas de El Ventorrillo.

Eugenio de Mora, curtido en el oficio, y en actitud-aptitud, pone… “orden en el caos”…como diría el inteligente Esplá.

El último de la tarde se llama Carroñero, resulta ser el único “pájaro-pavo” con nota para lucirse y hacer lucir a los toreros. Faena clásica de Eugenio siguiendo los cánones de la lidia, distancias, colocación, pausas y tiempos alternando muletazos con la derecha y la izquierda que nos reconcilia con el toreo de ayer, de hoy y de mañana. Torero con veintidós años de alternativa y con un peso-poso en el ruedo, merecedores de más actuaciones-lecciones.

Sí, el sistema establecido tiene mucho de zambombo-petardo.

11  DE  JUNIO

Faltan pocos días para la llegada del verano, pero ésta mañana nubosa, fresquita y airosa parece de entrada-salida del invierno. Sí, en todo, o casi todo, estamos en una “época” más de oscuridad que de claridad… ¿incluimos La Tauromaquia?

Por la tarde van desapareciendo las nubes…el aire es casi viento, el fresco es casi frío. Media entrada en los graderíos. En los toriles seis toros de Valdellán…la ganadería más interesante o de las más interesantes de la temporada 2.018 en Las Ventas. Seis toros, seis interrogantes para Fernando Robleño, Ivan Vicente y Cristian Escribano. Los dos primeros toros se comportan como dos “moruchos brutos” sin más…la corrida va de fiasco.

Pero, aparece “Carasucia”, un toro temperamental y bravo…Cristian, lo saluda con los pies firmes y juntos en cuatro lances a la verónica-delantal que como mínimo igualan los mejores lances de la Feria. Hay capacidad de sorpresa en el toro, el torero y el toreo. El toro cumple con creces en el caballo, Robleño hace un quite breve-vistoso y Jesús Alonso coloca un formidable par de banderillas…la atención-expectación se viene arriba. Carasucia llega a la muleta con ardor y fuerza como para desbordar al torero más templado, como para acelerar el pulso más sosegado, como para cambiar el color de la cara más inalterable. C. Escribano, en los primeros pases-compases de la faena maneja la muleta con poder y querer. Y logra varias tandas breves y profundas por el pitón derecho que “calan” en el público. El aire hace más temible a Carasucia. El toro un poco tardo… cuando embiste lo hace tres-cuatro veces con máxima emoción-tensión. Carasucia no parece tan limpio por el pitón izquierdo…otra tanda con la derecha…faena de oreja…alarga el trasteo que va de más a menos…y sainete con los aceros…el efímero arte de torear en pocos minutos pasa del éxito a la decepción, o al revés…misterios. C. Escribano es un clásico con gusto-hechuras y… muy pocos paseíllos…lástima, pero es verdad, pocos toreros vigentes, o ninguno, hubieran dominado-sometido-toreado a Carasucia como para salir a hombros por La Puerta Grande.

Robleño, demuestra su elogiable madurez…Iván Vicente por debajo de sus calidades-cualidades.

“Montañes” de 656 kilos pone fin a la función, toro noblote pero es una montaña más sosa que savia…quizá se puede avivar con torerísimos muletazos de alegres recursos como el pase de las flores de La Serna o los molinetes de Belmonte…recursos de experiencia y maña.