Fuente: Los toros dan y quitan

RAFAEL PÉREZ DE GUZMÁN " RAFAEL PÉREZ "

 

 

Torero aristócrata, nacido en Córdoba el 16 de noviembre de 1803, hijo de los condes de Villamanrique del Tajo y matador de toros, con alternativa que le dio Montes en Aranjuez –en presencia de Roque Miranda– el 29 de mayo de 1831. Oficial del regimiento de caballería del Príncipe, de guarnición en Sevilla, allí cobró afición a los toros, allí le vieron torear –y emitieron fallo favorable– el Sombrerero y Juan León y no hubo poder que le hiciera desistir de hacerse torero profesional. Contratado para torear en Madrid durante la temporada de 1838, salió de Sevilla en dirección a la Corte con la debida antelación, a fin de inaugurar aquélla el día 23 de abril, y al pasar la diligencia en que viajaba por la provincia de Toledo, fue sorprendida por una cuadrilla de bandoleros. A la defensa de la escolta militar que custodiaba el vehículo, se unió la de algunos viajeros, entre ellos don Rafael, el cual persiguió y mató a uno de los facinerosos, pero no sin que acto seguido diera muerte otro de ellos al valiente caballero de Córdoba.

(Fuente: Página Web de Abel Murillo Adame/ http://www.historiadeltorero.com)

Por su parte el erudito Juan José Zaldívar Ortega refiere de este personaje de la fiesta, en su obra Toros Notables (Entrega No 69 del 20 de agosto de 2007/Toros con la letra C/ Caminito), que: El 23 de octubre de 1837, en la corrida celebrada en Madrid, el caballero y matador a pie, don Rafael Pérez de Guzmán, alternando nada menos que con Juan León, Manuel Lucas Blanco, Francisco Montes (Paquiro), Roque Miranda y Pedro Sánchez, obtuvo un triunfo resonante, en la lidia y muerte de Caminito, de la antigua ganadería española de Cabrera, que fue el último que mató en su vida, siendo contratado para la temporada de 1838 con Francisco Montes y Roque Miranda, como tercer espada. Hay que señalar un hecho interesante. Don Rafael tenía que torear ese año de 1838, el 23 de abril, pero no se presentó. En la nómina del haber de los lidiadores hizo constar la empresa: «Rafael Pérez de Guzmán, escriturado de tercera, y que no llegó a tiempo, se le abona, sin embargo, su haber, con arreglo a lo convenido con sus compañeros, que le suplieron.»  Su haber sumaba mil reales, que la empresa, noticiosa de que don Rafael había muerto asesinado en el campo, entregó para socorro de su viuda. Fue victimado por una de las muchas partidas de bandoleros -tipo Francisco González Blanco (El Algarrobo),  que se dedicaba a rezar a los santos antes de cometer sus múltiples atracos-, que infestaban los llanos de la Mancha, cuando él iba hacia Madrid el 14 de abril del año últimamente citado. El día señalado tenía que torear en Madrid, pero no se presentó. En la nómina del haber de los lidiadores hizo constar la empresa: Su muerte dio lugar a numerosas y curiosas versiones, la mayoría erróneas, y Recortes desmiente los falsos comentarios de algunos de sus biógrafos del modo siguiente: «En aquella época, con pretexto del carlismo y aprovechando las circunstancias de que las fuerzas del ejército se hallaban, en su mayoría en el Norte de España, salieron algunas partidas de bandoleros, que asaltaban los correos, desvalijando a los viajeros y dando muerte al que se resistía al despojo. Para evitar en lo posible estas tropelías, solía acompañar a los transportes un piquete de militares, destinado a este servicio. Una de las muchas partidas que infestaban los llanos de la Mancha, asaltó el (14-04-1838) el coche-correo, en el que iba don Rafael Pérez de Guzmán; las fuerzas se dispusieron a rechazar a los bandidos, y algunos viajeros empuñaron también las armas, trabándose un combate en el que resultó muerto don Rafael, continuando los demás la marcha, dejando abandonado el cadáver, que fue después recogido. Las fuerzas, piquetes o retenes militares que solían acompañar a las diligencias y siempre a los coches-correo, en el que iba don Rafael, se dispusieron a rechazar a los bandidos, y algunos viajeros empuñaron también las armas, trabándose un combate en el que resultó muerto don Rafael, continuando los demás la marcha, dejando abandonado el cadáver, que fue después recogido (Véase el libro: Leyendas, Anécdotas y Supersticiones Taurinas, de este autor).

Noticiosos los vecinos del pueblo de La Guardia de la sangrienta refriega, salieron en masa y temerosos a reconocer el campo, hallando el cuerpo del  noble y torero, que fue conducido al pueblo, donde, según costumbre de aquella época, se le hizo el funeral y dio sepultura, extendiéndose en el Archivo de la Parroquia la partida siguiente: «El diez y seis de abril de mil ochocientos treinta y ocho se celebró en esta Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción misa de cuerpo presente, y su vigilia solemne, por el ánima de un hombre que fue muerto el día catorce del mismo y hallado en el sitio llamado Carrocaña de este término, en la batida que tuvieron las tropas que acompañaban un convoy, cuyo cadáver fue sepultado en el campo santo de la misma, ayer quince, como a las cinco de la tarde, según oficio que me pasaron Victoriano Tamarón, Alcalde del primer voto, y don Manuel Salgado, de segundo, constitucionales, habiendo ejecutado su funeral con el rito de primera clase, concurrencia del Clero, asistencia de todo el Ilustrísimo Ayuntamiento y de los particulares, luciendo en él los  cirios de todas las hermandades éstas en esta Parroquial, conduciéndole desde ellas con la misma forma al denominado camposanto.»