Fuente: El Callejón de Córdoba

Segunda entrega del homenaje que El Callejón brinda a Rafael Guerra Guerrita en el 80 aniversario de su muerte.

 

Llueve a cántaros sobre Córdoba aquel día de octubre de 1899, el día señalado. Van llegando poco a poco los invitados a la ceremonia. Amigos y familiares se acomodan en las dependencias de la casa de Guerrita en la cordobesa calle de Góngora. Al mediodía, en la galería de su casa, Dolores, su mujer, delante de su madre, de sus hijos, de los hombres de su cuadrilla y de varios amigos expresamente invitados, corta de un seco tijeretazo la coleta torera de su marido. Todos lloran. Las mujeres, de alegría; los hombres de su cuadrilla y los aficionados, de pena

– ¡Ya está! ¿Qué has sentido, Rafael? – La voz de Dolores endulza el tenso ambiente.

Pero Rafael Guerra Guerrita no puede hablar. La emoción le atenaza y se echa en manos de su mujer, primero, y de su madre después. Besa a sus hijos y abraza a los hombres y mujeres que le acompañan. Su hermano Antonio es de los más afectados y guarda silencio en un rincón de la galería. De repente, se dirige a su cuñada, toma las tijeras que aún están en sus manos y se las ofrece a su madre con voz emocionada

– ¡Madre, tome. Córteme usted también a mí la coleta!

Al escuchar Guerrita a su hermano, sale de su mutismo y lo abraza emocionadamente. Lloran los dos hombres mientras la señora Juana Bejarano cumple su misión. Hay un momento de silencio, de tensión, roto por la voz afilada de Rafael Moreno Beao, llamando al hijo menor del Guerra.

DESPEDIDA GUERRITA EN ZARAGOZA-FOTO BARREDA

– Rafalin, ven aquí. Te he tenido entre mis brazos cuando eras un nene de leche. Quiero que seas tú. Coge las tijeras y córtame a mí también la coleta, que yo no quiero servir ya a naide después de haber sio picaor del mejó torero del Mundo.

Juan Molina, asegura que también se retirará pero prefiere hacerlo en otro momento, con los suyos. Patatero, Zurito y Arana están en dudas. Al final, con las emociones más calmadas Guerrita pide que corra el mejor de sus vinos.

Al calor del montilla se habla de todo, se cuentan historias, reverdecen los recuerdos. Y se habla de las ausencias. Lagartijo el Grande, mayor y enfermo, está en la Aliseda. Torerito está en cama, enfermo. Bebe, Machaquito y Lagartijo Chico están lejos, toreando

Conmoción en la Fiesta

La retirada de Guerrita causó enorme conmoción en el mundo taurino. Enmudecieron para siempre sus detractores y salieron a la luz los lamentos, en forma de loas, de quienes supieron valorar de una forma imparcial y por separado, al hombre y al torero. “Se ha ocultado el Astro Rey en un crepúsculo voluntario”– escribe El Marqués de Premio Real. “Ahora sí que se va. ¡Gemid villanos, todos en él pusisteis vuestras manos. ¡Adiós, Guerrita! Lías los capotes, enfundas las espadas, cargas al hombro el hatillo, y sonriendo cocodrilamente, nos dices: ¡Adiós, Madrid, malegro verte güeno”- Nunca quiso explicar Don Modesto, autor de este comentario, como llegó a saber de aquellas palabras intimas de Guerrita. El crítico Don Hermógenes, resumió la despedida así: “Guerrita dejó el toreo y se llevó la llave”. Emocionadas y sinceras las palabras, entre otras de M. Barrio en Sol y Sombra “ Me alegro de tu retirada, Guerrita. Porque cesan las inquietudes, los sobresaltos de tu familia y las molestias que tu agitada profesión te ha proporcionado; pero lo siento mucho por la soledad en que nos dejas a los verdaderos aficionados, a los que amamos el arte de la lidia y no el rudo y bárbaro luchar de los hombres con las fieras. Te doy la enhorabuena, pero recibo el pésame en nombre de la afición”. Luis Carmena y Millán, loa en su poesía la retirada de Guerrita:

Montes, Curro Guillén, El Chiclanero

Y otros grandes colosos de la lidia,

Hubieran presenciado con envidia

Tus hermosas faenas de torero.

De tanto brillo tu labor ha sido,

Que elevando al pináculo tu fama,

Hoy la afición entera te proclama

Como el mejor torero que ha existido.

Al dejar de vestir la taleguila

Y tranquilo a tu casa retirarte,

Puedes decir que diste gloria al arte,

Pero también le has dado la puntilla.

En los mentideros taurinos no se habla de otra cosa. En las tertulias se enjuicia una carrera taurina sin precedente cortada en seco por la incomprensión y la maledicencia.

Reunidos en Fornós los críticos y revisteros del momento, José de la Loma Don Modesto; Mariano Herrero Don Cándido y Antonio Peña y Goñi, comentan la retirada del gran torero.

CLUB GUERRITA

– Hace bien retirarse. Los grandes artistas no tienen la obligación de aguantar las veleidades de un público degenerado, desquiciado y desnivelado- habla así Don Cándido enseñando sus dientes amarillos- Yo no he visto en mi vida ignorancia tan supina como la de esta gente que denostó al Guerra.

– Tiene usted razón, don Mariano- quien ahora habla es Don Modesto- Esta patulea que se hacen llamar defensores de la fiesta ya puede dormir tranquilos. Ya no turbará sus sueños la espantosa pesadilla del ilustre cordobés. Guerra, antes de que lo aplasten estos cretinos, ha descendido voluntariamente de su puesto dejándolo vacío. Ahí está- la voz de don Modesto se torna retadora- que llegue a ocuparlo quien se sienta con alientos para ello. Me da el corazón, amigos, que el puesto que deja vacante Guerrita estará sin que nadie lo ocupe en mucho tiempo. Ahora tienen su oportunidad Antonio Fuentes, Algabeño, Mazzantini, Antonio Reverte, Quinito, Dominguín y Parrao. Se acabaron los toreros como él y antes que él como Lagartijo y Frascuelo! Pero de esto quien mejor puede opinar es don Antonio Peña y Goñi, aquí presente.

Al sentirse aludido, el excelente escritor taurino y crítico musical, hace uso de la palabra que desde rato esperaba.

– Ya que ha mencionado usted, a estos tres genios de la torería, le diré que tengo resuelto un estudio, que muy pronto publicaré, donde afirmo resueltamente que Guerrita es la resultante lógica y natural de Lagartijo y Frascuelo, a la par. Que nunca se ha parecido a nadie, ya que siempre ha sido el mismo, con su fisonomía propia. El destino siempre ha distinguido a los grandes con el sello de la individualidad. Guerrita tomó del uno y del otro y lo adapto a su temperamento lo que mejor podía, quedando sin embargo -sin parecerse a ninguno de ambos- con luz propia y relevante personalidad. (Continuará)

Alfredo Asensi

Escalera del Éxito 255