Las orejas nunca serán demasiadas cuando son otorgadas con justicia; sin embargo, el día de hoy se dieron a diestra y siniestra, ya por la dadivosidad del juez o por la presión de un público que le exigió en cada toro otorgara apéndices a los toreros. Enrique Garza se lleva la tarde al cortarle orejas y rabo a su toro; desafortunadamente, el zacatecano Antonio Romero se llevó una tremenda cornada en la región del escroto, al torear al último de la tarde bajo una lluvia pertinaz.

                Rodrigo Santos, tuvo en suerte a Agradecido, No. 5, 484 Kg., colorado, girón, ojinegro, calcetero, rabicano, lucero, bocinero, gargantillo, que fue un toro muy quedado para rejones y que se distraía con facilidad. Los rejones de castigo fueron puestos casi a toro parado; el rejoneador mostró voluntad para meter a Agradecido en vereda, lo mejor fue cuando montando un prieto azabache, Rodrigo Santos dejó dos pares de banderillas a dos manos, acostándose en la grupa del caballo. Brinda la muerte de su toro al gobernador Miguel Alonso Reyes. Despacha al burel tras un pinchazo y dos golpes de descabello. Palmas y vuelta al ruedo.

Eloy Cavazos, recibió a Pantaleón, No. 100, 454 Kg., negro, entrepelado, listón, bragado, meano, lucero, carifosco y lucero; rebrincón que echaba las manos por delante; lo toreó por verónicas y tras la suerte de varas, el toro comenzó a arrastrar las patas traseras; brindó al gobernador. Eloy lo toreó al ritmo que el toro le marcaba, lo probó por ambos lados; pese a estar en retiro, sigue teniendo buena conexión con el público; deja ¾ de estocada delantera, desprendida y a solicitud del respetable le son concedidas dos orejas.

                Manolo Arruza, tuvo en suerte a Buen Sexenio, No. 99, de 445 Kg., negro entrepelado, listón, bragado, meano, cornidelantero. Arruza lo toreó muy bien, el poco tiempo que tuvo gas Buen Sexenio, con pases templados y estéticos, muy al estilo de sus buenos años; el matador sigue en forma y nos dio una lección de lo que es torear con maestría aun a los toros malos. Dejó una estocada entera, desprendida. Una oreja.

                José A. Ramírez, el Capitán. Recibió a Campanillero, No. 169, 430 Kg., negro, entrepelado, listón. El Capitán salió con ganas de torear y de demostrar cómo se hacen bien las cosas en el toreo. Con el capote, hizo las verónicas más cadenciosas de la tarde y al quite, ejecutó un par de chicuelinas rematando con una rebolera que nos hizo recordar el buen toreo de su padre. Brinda la muerte de su toro al Mtro. Alfonso López Monreal. Con la muleta, se deleitó y nos hizo vibrar con sendas tandas de naturales lentísimos; lo toreó también con la derecha y nos dejó con un muy buen sabor de boca ese sitio que vino a demostrar y esa pasión que evidencia desde que hace el paseíllo. Desafortunadamente falló con el estoque. Salida al tercio.

                Enrique Garza, tuvo en suerte a Dragón, No. 122, 500 Kg., colorado, ojinegro, bocinero, bragado, paliabierto y astifino; un toro bravo y noble que tuvo recorrido pero que fue débil y al que le faltó un puntito de transmisión. Sin embargo, fue un toro muy bien aprovechado por Garza, un torero sobrado de facultades y muy poco incluido en los carteles de provincia. Excelente estuvo con el capote y mejor todavía con la muleta, con la que le dio más de diez tandas por derecha y por naturales. Dejó una estocada entera, desprendida. Dos orejas y rabo.

Jorge Delijorge, recibió a Amiguero, No. 59, 450 Kg., de la ganadería de José Julián Llaguno; castaño, capirote, cornidelantero, bocinero. Un gran toro bravo, con recorrido, que humillaba y tenía una embestida franca. Arremetió con fuerza en los caballos. Delijorge invitó a Garza y a Romero a poner banderillas y fue un muy buen tercio. Brindó al C. P. Juan Enríquez. Con la muleta estuvo voluntarioso pero tal vez le hizo falta un poco más de serenidad. Cumplió. Dejó una estocada desprendida. Dos orejas. Arrastre lento.

Antonio Romero, recién iniciaba su labor con la muleta, cuando fue cornado por Violinista, No. 655, 480 Kg., que terminó despachado por Eloy Cavazos mientras Romero era estabilizado en la enfermería. Al cierre de esta edición seguía en el quirófano del Hospital Santa Elena.