Mientras se derrumbaba la emblemática Abengoa, en Sevilla seguíamos pendientes del horario de la Madrugada y las vandálicas pinturas que habían embadurnado el monumento que inmortaliza a Curro Romero junto a la plaza de toros. Desgraciadamente, nada nuevo. La novedad, también lo saben, llegó después en forma de bayetas, disolventes y oportunismo que han dejado al Faraón embadurnado algunos días más. Dicho esto, hay que señalar que los auténticos protagonistas del mundo del toro -bien asesorados- deben ser sus definitivos portavoces. Si los que deberían aportar o pretenden esa asesoría buscan una frase o el papel protagonista de la película, mal vamos.

Y sin salir del Arenal…

Abundamos en la línea marcada en los últimos observatorios. El Juli ha aceptado el reto de los jóvenes cachorros y -dicen- se ha apuntado a un mano a mano de auténtica y alta tensión en la feria de Fallas. El antagonista de este vis â vis será otro madrileño, el emergente Alberto López Simón, flamante ganador de la Oreja de Oro ex aequo con Sebastián Castella. Y si hablamos de don Julián hay que mencionar que -siguen diciendo- podría haber amarrado el Domingo de Resurrección en la plaza de Arlés. La fecha ya podría tener dos dueños naturales en Sevilla. En el lujoso cartel pascual se antojan fijos los nombres de Morante de la Puebla y José María Manzanares y podría unirse el de Alejandro Talavante. No tardaremos demasiado en saberlo. Nos quedamos a la sombra de la Maestranza que, tal y como avanzó este periódico en rigurosa exclusiva, anda metida en una obra de dimensiones colosales. Sí extraña que el cuerpo nobiliario no haya facilitado la más mínima información de una intervención que ha supuesto la demolición de los tejados de los tendidos impares de sombra además del apeo de algunas columnas.

Cosas que se dicen pero quedarán igual…

Pero como la cosa va de la plaza de Sevilla retomamos otro tema que, como el turrón del Almendro, vuelve por Navidad. Ya lo comentamos en esta misma página hace casi un año: la Maestranza podría estar dispuesta a rebajar el famoso piso de plaza que unos y otros quieren convertir en piedra de toque. La empresa, para poder defender mejor el presupuesto de cada festejo; las figuras, buscando una sustanciosa subida de honorarios y el abonado, invocando una rebaja de las localidades. Las cosas se quedarán como están. La propiedad de la plaza sólo rebajaría el canon a cambio de adecuar la duración del contrato a parámetros más actuales. Ni a unos ni a otros les interesa modificar el actual statu quo. Nos vemos en siete días.