Sin duda, la actualidad nos obliga a tratar una serie de puntos que en los foros de debate se encuentran como temas abiertos y vivos y motivan la discusión de facetas profesionales veterinarias de extremada importancia y que pueden llegar a suponer avances o retrocesos, según el interlocutor, en el futuro de la actuación veterinaria en espectáculos taurinos.

 

            Uno de los puntos de mayor discusión y en el que participan la práctica totalidad de los elementos participantes en la fiesta de los toros, es el TRAPIO. Cada vez que un veterinario realiza un reconocimiento previo y señala a un toro como NO UTIL y lo motiva  con la frase “por falta de trapio” nace un debate sobre las diferentes apreciaciones que sobre una misma realidad tienen los distintos elementos que realizan esta apreciación. El ganadero, el representante de toreros y el presidente en muy escasas ocasiones confluyen en un mismo criterio de trapio y esta discrepancia motiva igualmente que la figura del juez se vea en entredicho y esta no es otra que la del profesional veterinario. Sin duda, el tema del trapio, precisa ser analizada desde diferentes perspectivas a fin de llegar a una clara, definida e incontestable conclusión. La primera de estas perspectiva es la de definir, sin posibilidad de error, en quien recae la responsabilidad de evaluar “El Trapio”. Con motivada sentencia judicial, se define a nivel jurídico que el profesional veterinario como el “único”  formado, capacitado y con responsabilidad en la tarea de certificar el trapio de un toro bravo. A ninguna persona se le limita la capacidad de poder hablar, pensar o escribir sobre este tema, pero al igual y sirva el paralelismo que cualquiera de nosotros puede hablar, pensar o escribir sobre la salud y dictaminar  sobre lo saludable que parece ser, tal o cual individuo, no se pone en duda que el único capacitado y formado para certificar el grado de salud de un persona, es el medico. Pues bien, el único capacitado y formado para evaluar y certificar el trapio de un toro es el veterinario. Pero no debemos quedarnos en obtener la responsabilidad y la autoridad de la certificación como expresión de nuestra profesionalidad, sino más bien, debe obligarnos a dar cuerpo de ciencia a un término subjetivo y carente de coordinadas de actuación y que su expresión deje de tener el aspecto plenamente subjetivo que en la actualidad posee. En todos los foros donde se trata de este tema surge la misma dificultad expresada profunda y extensamente por numerosos y prestigiosos compañeros, la dificultad que entraña medir el carácter del trapio. Sin duda es una tarea ardua, laboriosa y extensa de realizar, pero sin duda necesaria y en el futuro imprescindible, pero el trapio se puede y se debe medir. Las características del trapio relacionado con el origen genético de los animales es el primer contesto de trabajo para desde este concepto comenzar a dar valores de trabajo con medidas, ángulos y pesos de un animal para establecer bajo criterios meramente científicos parámetros y coeficientes objetivos que nos permitan valorar desde una perspectiva objetiva cada animal. Soy conocedor que los datos a trabajar no deben ser escasos y su tiempo de estudio no puede ser reducido pero no nos equivoquemos en la actualidad disponemos del conocimiento y de los medios para llegar a conocerlos. Deben quedar atrás los tiempos en que en la definición de un tipo morfológico se empleen términos ambiguos y carentes de determinación objetiva y deben llegar parámetros de medidas en los que se engloben cada una de las características zootécnicas de cada encaste o línea genética. La telemetría, los estudios antropométricos empleados en la actualidad en ciencias humanas, los desarrollos informaticos, las técnicas de visualización y medida a distancia, etc… son algunas de las ciencias y técnicas que con la necesaria corrección y aplicación especifica podemos emplear para en un ambicioso trabajo de investigación de cómo resultado, el establecimiento de los parámetros de medida de los caracteres zootécnicos sobre los cuales se apliquen los coeficientes de corrección necesarios de aplicar, según el segundo aspecto que incide sobre la apreciación del trapio, la plaza donde ser lidia este animal.

 

            El INFORME VINCULANTE, es otro de los puntos, que en la actualidad suscitan mas discusión y conforma la reivindicación profesional con mayor grado de consenso y apoyo en el colectivo veterinario. La necesidad de contar con un profesional capacitado y formado para valorar diferentes aspectos sanitarios, morfológicos y zootécnicos ha sido una constante en los estamentos taurinos, pero aun habiendo sufrido variaciones y evoluciones en su establecimiento queda en la actualidad supeditada a la opinión de un aficionado. Resultaría sorprendente e incluso cómico, si después de de un informe medico negativo, a cerca de la salud y la capacidad morfológica de una persona para una determinada actividad (bomberos, policía, o cualquier otra actividad laboral..) llegara este certificado al responsable de la oficina o departamento y dictaminara una opinión diferente a la marcada por el responsable medico. Resulta, como digo cómico y en numerosas ocasiones doloroso, que lo que es universalmente aceptado para la profesión medica humana sea menospreciado para la profesión médica veterinaria.

Continuará…