Gracias a la intolerancia puesta de manifiesto por quien se vanaglorea de ser defensor de los derechos ciudadanos, ese que llaman Defensor del Pueblo en Venezuela, que de ello nada tiene, a lo que se suma la falta de cooperación de los ganaderos de lidia hacia las Escuelas Taurinas, no queda otra, que nuestros hijos amantes aficionados de la Fiesta Brava y los que desean hacerse novilleros, subalternos, banderilleros, matadores de toros, se vayan a la clandestinidad.

Muy cierto, lo que más prohíben más rápido se hace y pues nada, a la clandestinidad, no queda otra.

El indenfensor del pueblo prohíbe que nuestros hijos vayan a las corridas de toros porque el daño moral y psíquico es letal y de panita que yo no arrastro daño mental alguno, ni pinta de ello, desde que veo toros y de eso, de los cinco años de edad hasta el día de hoy y muchos como mi persona andarán con Dios por este país y el mundo entero, en perfectas condiciones de salud.

Los alumnos de las Escuelas Taurinas no podrán verle la cara a una vaca, novillo, hacerse profesionales por la absurda medida, lo que remata ahora, la falta de colaboración de los ganaderos de lidia que ha quedado fielmente demostrada en San Cristóbal, Estado Táchira, donde han suspendido el Festival Taurino fijado para el sábado 5 porque  no se ha logrado nada que se asemeje a un animal de casta y en sus efectos, las Escuelas Taurinas tienden a desaperecer ya que los ganaderos no ofrecen el apoyo requerido y nada a torear al viento matadores. Cruel realidad.

¿Que nos queda por delante?, pues nada, habilitar los patios de nuestros hogares, casas de campo, etc., para que nuestros hijos alumnos de las Escuelas Taurinas, en la clandestinidad, toreen de salon y cuando se logre una vaquilla/novillo de casta, echarlos en los patios caseros, viva entonces, la clandestinidad taurina venezolana.

No queda otra, en Venezuela, los alumnos de las Escuelas Taurinas, nuestros hijos, se irán a la clandestinidad, gracias a la irracionalidad, intolerencia del indefensor del pueblo, a lo que se une, para rematar, la falta de colaboración de los ganaderos (salvo uno que otro) con las Escuelas y eso que meses atrás en Mérida, Estado Mérida y en San Felipe, Estado Yaracuy, dijeron que impulsarían la realización de novilladas, que darían todo el apoyo necesario a las Escuela Taurinas pero eso se lo llevó el viento, palabras de figurón y la prueba está vivita y coleando en San Cristóbal, donde han tenido que suspender el Festival Taurino anunciado para el sábado cinco.

Que desgracia de pueblo dirían mis difuntos ancestros, de verdad no queda más remedio que irnos a la clandestinidad taurina y pensar que los propios interesados en la permanencia, fortaleza, presencia, defensa de nuestra Fiesta Brava ni pío han dicho, están callados, tapados peor que los topos, los propios cómplices de quienes dan la puñalada trapera.

No se hable más, a la clandestinidad nos vamos, a lo mejor nos va mucho mejor que ahora.

Joder con los gremios, empresarios, ganaderos, comunicadores, aficionados taurinos venezolanos, de seguro como arroz picado estarán en la venidera feria tovareña, dándoselas de aferrados taurinos mientras nuestra Fiesta Brava se cae a pedazos, por culpa de ellos y de los adversarios, vaya sucia papeleta la que se tiene entre manos, algunos se dolerán, se ofenderán, pero ni modo, cuanto lo lamento, duela a quien le duela, al que le caiga el guante que se lo plante y punto.