Antonio Puerta cortó tres orejas en la novillada celebrada el pasado domingo en Cieza, con la que cerraba su primera temporada como novillero con caballos. El de Cehegin ha concluido la misma tal y como la empezó en Caravaca de la Cruz en el mes de febrero , saliendo a hombros por la puerta grande y convirtiéndose en el triunfador de la tarde.


El torero de la tierra se gustó con el capote ante el primero de su lote, un novillo de Lagunajanda que fue aplaudido en el arrastre, tras recibirlo con una larga cambiado. La faena de muleta la inición con pases por bajo con una rodilla en tierra, para llevarse el novillo a los medios en donde consiguió templadas tandas de derechazos y naturales peinando con la muleta el albero. Mató de pinchazo y estocada, y se le concedieron dos orejas.
 
En el quinto del festejo, este perteneciente al hierro de Ana Romero, siempre estuvo por encima de su oponente, un novillo muy parado al que Antonio tuvo que sacarle los muletazos con ambas manos de uno en uno. Faena muy de merito y para taurinos. Con la espada pinchó y cobró un estoconazo, lo que le valió la oreja.
 
Abrió
cartel Francisco Montiel al que le correspondió un gran novillo de Lagunajanda al que se premió con la vuelta al ruedo. El ciezano estuvo inspirado y con ganas de agradar a sus paisanos. Buenas tandas con ambas manos, adornos y estocada algo caida. Dos Orejas.  Su segundo, de Ana Romero, fue todo un «regalito» que no tenía ni un muletazo. Vuelta al ruedo.
 
El novillero sin caballos Samuel Rodríguez, que completaba la terna, estuvo valiente con el capote recibiendo al eral de Lagunajanda a portagayola. Al iniciar la faena de muleta en los medios intentando darle un pase cambiado, sufrió una enorme voltereta por culpa del aire, quedando inconsciente y pasando a la enfermería en donde ante posible lesiones en las cervicales y traumatismo craneal, se le traslado al hospital de Cieza para hacerle pruebas radiológicas y un escáner.

 

Mató el novillo el sobrasiente, que fue silenciado. En el que cerraba plaza, el venezolano José Cadavid destacó en cuatro manoletinas cerradas con el de pecho.

 

Mató de estocada fulminante y se le concedieron dos orejas.

La plaza registró medio aforo, en tarde luminosa pero en la que molestó el viento.

Buenos los utreros de Lagunajanda; malos los de Ana Romero; y uno malo y otro bueno, los erales de Lagunajanda.