Creer que las cosas van a cambiar de la noche a la mañana, confiar en lo inconfiable, es fantasear y más, en la actual situación de la Fiesta Brava Venezolana, que este año ha sido fuertemente golpeada por sus adversarios y la crisis socio política económica por la que atraviesa el país.

Ni para que les cuento de nuevo. Rayado está ya el disco, por decirlo así. No ha habido forma ni manera de que los involucrados en repararlo pongan de su parte para poder asegurar, que la Fiesta Brava en Venezuela se encamina en franca unión por el buen sendero, es caernos a mentiras en propia casa.

¿Pesimismo?, sí.

Peco en ello pero es la realidad taurina que vivimos en Venezuela.

El vaivén que se vive en este país, es maduro e inmaduro al mismo tiempo, por lo que no se puede creer en pajaritos preñados e imposible bajar la guardia, en la defensa por la permanencia de la Fiesta Brava, porque de donde menos lo esperamos, viene el puntillazo, la puñalada trapera.

A propósito de aguinaldos, festividades navideñas, preparativos para recibir al nuevo año, ojalá los taurinos venezolanos en general, reflexionen sobre la pasividad, apatía, indolencia, que han esgrimido en defensa de la Fiesta Brava, se sienten a pensar que estamos en pleno llegadero, al que se ha llegado por culpa de todos, se ha permitido que la balanza se incline en contra de lo taurino y ahora más que nunca, no podemos dejarnos engañar por faltas expectativas porque el futuro es incierto, tienen que bajarse de la nube, sentar pies y cabeza, porque de lo contrario, chao, veremos toros en video, si acaso, perdonen el pesimismo pero a las pruebas me remito y pues nada, recuerden lo que dicen cuando el jarrón se rompe es difícil reunir y pegar sus restos.       

Imagen: José Mª Fresneda