El diestro de Alcalá de Guadaira Álvaro Ortega tomó la alternativa con “Garrotillo”, cárdeno con 593 kilos de peso. Toro bravo y noble que derribó con fuerza en varas y que después blandeó de manos. El toricantano, que había toreado bien de capote, se acopló con el astado en el último tercio en faena de buen corte que remató de pinchazo y estocada, dejando buena impresión. En su segundo, sexto de la tarde, que de salida saltó al callejón, se fue bien al caballo, y llegó a la muleta frenando ante la misma. No supo Álvaro Ortega poner límite al número de pases y tampoco estuvo breve con los aceros.

El valenciano José Calvo, padrino de la alternativa, lidió el bravo segundo que empujó en varas y blandeó de manos. Fue bien al engaño el toro y el diestro jugó bien los brazos con el capote, y con la muleta cumplió, aunque alargando en exceso la faena por lo que escuchó un aviso antes de acabar de una estocada. El cuarto iba al bulto, y se vencía de salida por el derecho, y ante la muleta lo pensaba antes de arrancarse. Lo despenó el torero levantino de tres pinchazos y estocada, sonando un aviso antes de que doblase.

El madrileño Fernando Cruz, de buen estilo torero, se encontró con el tercero que se salió suelto en la primera vara y derribó en la segunda. En banderillas el toro mirón esperaba a los rehileteros y después les hacía hilo. Llegó a la muleta desparramando la vista y el diestro lo trasteó con excesos de pases, de manera que tras pinchazos y estocada sonó un aviso, y remató con el descabello. El quinto tomó dos varas y en banderillas hizo centro esperando a los rehileteros. Ante la muleta embistió con la cara alta sin humillar. Lo toreó bien el madrileño, aguantando y con muletazos de buena factura, pero de nuevo no supo medir la duración de la faena por lo que escuchó un aviso antes de recetar dos pinchazos, una estocada y dos descabellos, sonó un segundo recado presidencial y acabó de descabello.

 

Arrastrado el último toro de la tarde se cumplían dos horas y media de festejo, como se entiende, festejo de larga duración.

 

 

 

 

            Crónica de José Julio García

           Decano de los críticos taurinos de España