Un café con leche que no podía pagar, era todo lo que César Faraco tenía en la vida y lo tenía frente a él en una mesa en un café de Madrid . Su apoderado le había informado queestaba en la ruina, porque le había gastado todos los ahorros que la madre del torero le había dado para su formación en España. Milagrosamente, minutos más tarde del estruendo, se presentó en el café de la Plaza Santa Ana su compatriota Luis Sánchez, “Diamante Negro”. El torero de Ocumare le pidió calma al andino, que se había sumido en sepulcral silencio ante la debacle de todos sus sueños

 

Faraco se mantuvo inmóvil frente a la taza de café, no tenía una sola peseta para pagar el mínimo consumo, cuando entró al local “Diamante Negro”. Iba acompañado de don Manuel Mejías “Bienvenida”, el famoso “Papa Negro”. El mítico fundador de la dinastía en la que destacaban Manolo, Pepe y Antonio Bienvenida. El caraqueño Antonio había sido el padrino de la confirmación de la alternativa de Luis en Las Ventas.

 

Faraco, desde el primer día vivió en casa de los Bienvenida en el Número 3 de General Mola. Le bastó a don Manuel la recomendación del Diamante Negro para hacerse cargo del torero estafado por el truhán. Lo llevó al campo de inmediato, en compañía de su hijo Juanito y de alguna de las figuras del momento como lo eran Julio Aparicio y Manolo González. El primer día hubo un intento de burla por parte de los toreros, con sólo el propósito de descalificar al descubrimiento del Papa Negro. Más no contaban con la valentía de Bienvenida, quien al descubrir la patraña les encaró en el propio tentadero denunciando su cobardía. 

 

Al día siguiente fue a las oficinas de Fernando Jardón en la empresa de Las Ventas, para exigir una novillada para el venezolano César Faraco. Exigencia que hizo don Manuel con el peso que tenía en Madrid la Casa Bienvenida.

 

El 4 de abril de 1955 hizo César Faraco su debut en Madrid, lo hizo con novillos de Francisco Jiménez con Manuel del Pozo “Rayito” y Juanito Bienvenida. Pocos, entre ellos Bienvenida, creían en Faraco. Muchos fueron a disfrutar del fracaso del venezolano, que serviría como motivo de burla al “Papa Negro”. El torero de Lagunillas tuvo una actuación redonda, cortándole una oreja a cada uno de sus enemigos para abrir de par en par la Puerta Grande de la Monumental de Las Ventas. Recuerdan los testigos que cuando César Faraco salía a hombros hasta la plaza de Manuel Becerra, el viejo torero de Badajoz corría a la par de la multitud restregándole su éxitos a los sabihondos del toreo que pronosticaban el fracaso del torero venezolano. Había volado “El cóndor de los Andes”, como le bautizó don Ricardo García “K-Hito”. 

 

César Faraco murió a finales de la pasada semana, el Cóndor detuvo su vuelo y su adiós desempolvó ésta y otras anécdotas en la memoria de quienes le admiramos su torería ejemplar y don de gentes. Queríamos recordarle hoy, y otra vez manifestar nuestra gran admiración por el maestro que deja en la Escuela de San Cristóbal a sus alumnos con la tarea por hacer.