Inició el festejo con una bailaora que realiza artísticos pasos acompañada de un caballo, una mujer que contagia su arte y gracia en la danza. Acto seguido, la ya tradicional vuelta al ruedo de la reina y princesas de la feria en coche de caballos. Abrió plaza el becerrista sanmiguelense Francisco Martínez con un eral bueno de Manuel Macías con el nombre de Allende de 320 kilos y el número 40, que se despitorró por culpa de sus compañeros de cuadrilla luego de haber sido picado. El becerro fue de menos a más teniendo un excelente juego en la muleta que fue aprovechado por Francisco. El chaval hizo una buena faena por ambos lados y después de haber dejado una estocada caída fue premiado con una oreja y el novillo mereció arrastre lento.

 

El primero de la lidia ordinaria fue «Escogido», con un peso de 420 kilos y el número 45, un castaño ojinegro de la dehesa de Joaquín Aguilar, al que Rodrigo Hernández recibió con una larga de hinojos. Estuvo voluntarioso con la muleta al enfrentarse a un novillo que se rehusaba a ir al caballo y un viento frío que empezó a soplar en la plaza «Oriente» de esta emblemática ciudad. Trató de buscarle faena por ambos lados y tuvo buenos momentos por naturales. Luego de pinchar dejó una estocada entera para ganarse las palmas del respetable.

 

El segundo fue «Centavo de la Aurora» con el número 191 y peso de 385 proveniente de Santa María de Xalpa, al que Paola San Román recibió con verónicas llenas de arte y entrega, recibiendo las palmas de los aficionados sanmiguelenses y escuchándose el grito de «¡Esta sí es torera!» en los tendidos. Era un novillo muy alto, suelto y que nunca bajó la cabeza, con el que Paola mostró mucha voluntad y valentía durante su labor muleteril al buscarle con ahínco por ambos lados. Tomó el estoque y pinchó, sin embargo, mostrando inteligencia y conocimiento del toro a pesar de su corta edad, aprovechó la única vez que el astado bajó la cabeza para dejar un bajonazo. Recibió una oreja por la enorme labor de realizó con la muleta que el público supo valorar.

 

El tercero fue «Para el recuerdo» de 400 kilogramos de peso y reseñado con el número 40 de la ganadería de Julián Hamdam, al que Rodrigo recibió con verónicas y posteriormente llevó al caballo por chicuelinas andantes. Estuvo variado en los quites. Brindó su faena al matador y empresario que estuvo a cargo de la presente feria, Marcial Herce. Con la muleta realizó tandas por ambos lados, pero desafortunadamente no tuvo suerte con la espada teniendo que recurrir a dos descabellos. Se retiró en silencio.

 

El que cerró plaza fue «Garambullo» de la finca del mismo nombre propiedad de los hermanos Funtanet, que pesó 397 kilos y llevaba el número 14, un bonito colorado ojiblanco, al que Paola San Román recibió con bellísimas verónicas levantando nuevamente los ánimos en la afición sanmiguelense. La novillera queretana estuvo artista y bien plantada con el capote con este ejemplar de encaste español al igual que el primero de su lote. Con la muleta probó por ambos lados desde tablas y aprovechando las condiciones del novillo que en el caballo empujó con fuerza, ligó bonitas series por derechazos y luego hizo lo propio por naturales. Tras pinchar vació la espada hasta la empuñadora para hacerse merecedora de dos orejas. El novillo mereció una vuelta al ruedo y la torera dio vuelta al ruedo con el ganadero Francisco Funtanet ante el grito insesante de «¡Torera, torera!»

 

Al concluir el festejo se realizó la entrega de reconocimientos a los triunfadores de la Feria del Bicentenario:

Mejor Picador: Luis Miguel Chávez.

Mejor Banderillero: Gabriel Angelino.

Mejor Pega: Forcados de Mazatlán.

Mejor Rejoneador: Rodrigo Santos por haber cortado dos orejas en una faena de oficio y entrega, recibió en su representación el matador Arturo Magaña ya que Rodrigo toreaba en otra plaza.

Ganadería triunfadora: El Garambullo, propiedad de los hermanos Alejandro y Francisco Funtanet, por el novillo «Centenario».

Novillero triunfador: Rodrigo Hernández, aún cuando los números daban el triunfo a la queretana.