Con más de 3.000 ha de terreno y unas 500 cabezas de reses, Palmira Cervera es una de las dos únicas ganaderías que aún hoy practican la trashumancia.

El hierro tiene una antigüedad de más de 150 años y sus animales destacan sobre todo por su “picante” bravura y su celo embistiendo a todo lo que se mueve. La ganadería tiene dos ramas bien definidas; una que es la crianza para los toros de “corro”, es decir, festejos populares y la otra es la venta de toros cerriles, con la garantía absoluta de que nunca han sido tentados ni toreados de ningún modo.

Las instalaciones de Dña. Palmira Cervera han sido escenario muchas veces de los entrenamientos y tientas de los alumnos de la escuela taurina de Castellón y, concretamente, Vicente Ruiz “El Soro” es un gran conocedor de la bravura y las embestidas humilladas de los “Palmiras”, ya que fue una de las ganaderías que visitó asiduamente en sus comienzos novilleriles.

El ganadero nos explica que cuenta con un lote de toros recientemente adquirido a Dña. Mercedes Pérez-Tabernero y que cómo nuevo proyecto es la selección de sangres para criar un toro bien hecho, con cara y bravo para festivales, novilladas y por qué no, también para corridas.

La finca es escarpada, con matorrales, pinos, encinas y vados entre montañas y eso se refleja en sus animales, duros de patas, atletas bien entrenados para cualquier evento.

Es un placer ver las tareas de campo a cargo del mayoral de la finca, José Hermano, un joven que durante muchos años ha sido recortador, contratado por muchos ganaderos para hacer lucir sus toros en las pirámides, bancos, etc.

Nos despedimos con la agradable sensación de haber pasado un día campero y conociendo la otra vertiente de la fiesta, la de los toros criados para las calles, fiesta tan arraigada en España y más concretamente en tierras valencianas.

 

 

 

Reportaje de Alicia Guillem