En el tiempo de compensación, ambos matadores regalaron un toro, de la ganadería de Boquilla del Carmen, propiedad del empresario Manandos Sescosse, que se prestaron más para el lucimiento; fueron los toros de regalo los que salvaron la tarde, pues ésta se había venido abajo.

                Merecido homenaje recibió el Mtro. Salvador García, director de la Internacional Banda del Estado de Zacatecas, al inicio del festejo por sus 50 años de trayectoria artística. Dio la vuelta al ruedo en hombros de los monosabios y recibió la ovación del público. Esta tarde, la banda que tan atinadamente dirige, tocó en repetidas ocasiones Pelea de Gallos, para beneplácito de los asistentes y los toreros.

               

Arturo Macías el Cejas (de palo de rosa y plata), tuvo en suerte al lote más malo de la tarde; su primer toro, un petardo de nombre Tunero, No. 206, 512 Kg., se le fue vivo a los corrales, pese haber dejado dos estocadas enteras; con su segundo toro, Piloto, No. 81, de 511 Kg., el cejas se vio voluntarioso pero echaba las manos por delante, tenía poca transmisión y se rajaba, lo despachó al segundo viaje con una estocada entera y desprendida. Sólo pudo hacerle faena a su tercer toro, Albero, No. 79, de 490 Kg. -castaño, ojinegro, bocinero, meano, bragado y gargantillo- al que recibe a porta gayola; luego le hace dos largas cambiadas de rodillas y dos verónicas bajándole mucho la mano; Albero se escupió de la suerte con los caballos; brindó al ganadero de Jesús Cabrera. Con la muleta, inició con pases del péndulo, cazó prácticamente al toro que tendía a rajarse y a base de mucha voluntad, logró hacerle por lo menos tres tandas de derechazos, culminando su labor con capetillinas y manoletinas; mata recibiendo y deja una estocada entera, ligeramente desprendida. Una oreja y vuelta al ruedo con un gallo giro que le hacen llegar desde los tendidos. Con su toro de regalo, Cofrade, No. 419, de 475 Kg. –cárdeno claro, nevado, rabicano, espejeado, gargantillo, sobaquero, paliabierto y astifino-, Arturo Macías despertó pasiones en los tendidos, pues era un toro que tendía a escupirse de la suerte, pero el Cejas, con ganas de ser el número uno, lo toreó con decisión y con creatividad por ambos lados, lo hizo de rodillas al inicio, luego de pie ejecutó todo lo que tenía en su repertorio, conectando muy bien con el público; al tirarse a matar se va en falso y cae de bruces en la arena, es al segundo intento cuando deja una estocada hasta la empuñadura. Dos orejas y vuelta al ruedo con el ganadero Manandos Sescosse.

                Joselito Adame (de rosa mexicano y oro), recibió a Alpinista, No. 75, 510 Kg., que desde el inicio pierde las manos y es protestado por el público, por soso y descastado; deja una estocada tendida que descordó al toro; palmas. Su segundo toro fue mejor, Alfil, No. 25, 480 Kg. –negro zaíno, enmorrillado, astifino-; le hace dos largas cambiadas de rodillas al toro que embestía con fuerza tal que dio un tumbo al picador, quien deja un muy buen puyazo; al quite por zapopinas y remate con reboleras; Joselito puso banderillas y brindó a José Aguirre; con la muleta lo prueba por ambos lados y logra hacerle por lo menos cuatro tandas al Alfil, que pasaba mejor por naturales; en un descuido, el matador vuela por lo aires sin consecuencias qué lamentar; deja una estocada entera, tendenciosa, pero efectiva; una oreja y ovación del respetable. Su tercer toro no se prestó para la lidia, Gavilán, No. 223, 509 Kg. -cárdeno oscuro, nevado de los cuartos traseros, carifosco, caribello, llorón, bragado corrido, meano-; lo despacha con media estocada al segundo viaje; palmas. El toro de regalo fue el mejor de la tarde, Zuabo, No. 355, de 473 Kg. –cárdeno claro, nevado, espejeado de los corvejones, corniapretado y caribello-, lo toreó por verónicas y puso banderillas asomándose al balcón, como Joselito sabe hacerlo; con la muleta inicia con pases templados, de buena factura, bajándole la mano por derechazos y con pases a media altura por naturales; el Zuabo tenía recorrido y embestía con calidad, lo que el matador supo aprovechar para cuajarle una faena con mucho arte, desafortunadamente falló con el acero y termina hasta el segundo viaje con una estocada entera. Una oreja.

 

 

 

Crónica de Jánea Estrada Lazarín

Fotografías de Óscar Báez, La Jornada Zacatecas