Un mano a mano al que se le tenía mucha confianza, terminó en desilusión y aburrimiento. Una sola oreja se cortó en la tarde por parte de Sebastián Castella, que junto a Luis Bolívar se mostraron desanimados y sin claridad en la lidia de los ejemplares que les correspondieron.

Se esperaba competencia, lucha por el poder… pero apenas pudimos ver un destello de eso en los dos últimos astados de la tarde, dio la impresión que fue tarde que se dieron cuenta los dos toreros de la competencia que se debía generar en el día de hoy en el coso caleño.

Al ruedo salieron seis ejemplares de la ganadería bogotana de Juan Bernardo Caicedo, bonita estampa la de los toros pero su juego fue variante y apagado. La gran mayoría del encierro mostró alegría a su salida pero rápidamente se iban apagando, faltó motor y picante en su embestir. Lo anterior ayudó a que se aumentaran las dificultades que tuvo el festejo.

Sebastián Castella, que siempre se ha caracterizado por ser alegre, competidor y que además no se des entusiasma fácilmente, hoy fue la excepción en sus dos primeros ejemplares; quizás fueron las condiciones de los toros que no lo hicieron sentir a gusto y perdió el norte del compromiso. En el quinto de la tarde se cambiaron los papeles del francés, inició con sus característicos cambiados por la espalda y alegró los tendidos con redondos invertidos que  le dieron el toque de picante al toro que aunque fue uno de los que más se dejó también terminó por apagarse. Con ese ejemplar se cortó el único apéndice de la tarde.

Hoy no vimos al Luis Bolívar que hemos estado acostumbrados a ver en los ruedos nacionales y extranjeros, que a pesar de su seriedad, muestra su alegría en la confección de sus faenas; sin embargo no hubo orden ni claridad en las faenas del colombiano, al igual que su alternante se le vieron a Luis faenas de unipase, hecho que no conecta con la afición que estaba muy  expectante. Ya en el sexto Bolívar inició de forma muy alegre al hilo de las tablas con naturales ayudados, pero para infortunio del matador y la afición, el toro no cumplió y a causa de eso la faena fue corta y sin más resultado que las palmas del respetable que valoró el trabajo del caleño.

Debemos destacar las excelentes puyas de Rafael Torres y Luis Viloria, quienes se llevaron gran ovación del público.

La presidencia tuvo fallas, no precisamente por el otorgamiento de trofeos sino por la rápida autorización a la banda de Candelaria para la interpretación de pasodobles al momento de las faenas. Fue innecesaria la música para faenas que no lo ameritaban y menos si se concedía la música con apenas la primera tanda de una faena.

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora para América)