Este monográfico se extiende en dos plantas que suman 700 metros de exposición permanente dedicada a la tauromaquia. El proyecto del Museo del Toro se hizo realidad en mayo del 2007, auspiciado por la municipalidad que invirtió cerca de 500.000 euros.

Sus contenidos, que se dirigen sobre todo al público joven, están articulados entorno a una exposición permanente que se estructura en ocho grandes áreas, una sucesión de salas que determina la visión cronológica del monográfico. Su temática abarca un dilatado historial y se inicia con la sala dedicada a «El origen del mito», un recordatorio de los ritos taurinos ancestrales, que un conjunto de audiovisuales sincronizados apoya para volver a los rituales táuricos de la Antigüedad. Es una de las modernas características de este museo, que ha dispuesto en todos los espacios espacios, videoinstalaciones de alta resolución y escenografías, complementadas todas por sistemas de iluminación en sincronía.

La visita prosigue con la siguiente sala, que bajo el título de “El viaje del miedo, la historia como viaje” traslada al visitante de la prehistoria y sus pinturas rupestres a los acontecimientos taurinos, con textos antiguos incluidos, contemporáneos del Barroco y del renacimiento.

Curiosa, por sorprendente la sala tres en la cual un toro irrumpe embistiendo al galope hacia el espectador, se la conoce como “El toro es la noche”, como la cuarta, “el torero es la luz”, que presenta un torero a tamaño natural, rodeado de citas alusivas al mundo taurino.

El siguiente espacio dedicado al toreo de las épocas del Romanticismo y de la Ilustración deja claro la afición y el legado artístico que los toros han inspirado a artistas de la talla de Goya o Picasso, y cabe destacar en esta zona los cuatro paneles iluminados que reproducen grabados de La Tauromaquia Goya.

La zona seis se titula ““Era moderna: las claves del rito taurino” y está ambientada con todos los elementos que rodean el espectáculo taurino, y se recrea una ambientación que exhibe todo tipo de piezas, capotes, muletas, estoques, el albero etc…

El séptimo espacio custodia los fondos correspondientes a la tauromaquia del siglo XX, con especial énfasis a la rivalidad y a las hegemónicas figuras de Belmonte y “Joselito”.

Los toreros de Valladolid dan por concluida el recorrido del museo, con especial referencia

a las dinastías de los Domínguez y de los Luguillano, además de Jorge Manrique y Manolo Sánchez, por destacar algunos de entre los coletudos de la tierra.

El museo propone también exposiciones temporales, en septiembre pasado tuvo lugar bajo el lema “Los Sastres de Toreros” que evocaba con una selección de vestidos de torear de cinco talleres diferentes la singular dedicación de unos pocos profesionales que se han dedicado a la confección de los trajes de luces.

 

Además el museo tiene clara vocación funcional y ha sido dotado de una sala de conferencia que podrán aprovechar las distintas peñas para la celebración de actos y conferencias. Unas peñas taurinas que juntos a ilustres aficionados locales han colaborado plenamente para reunir un buen número de los fondos iniciales del museo que ha correspondido a estas muestras de apoyo con una vitrina dedicada a la Peña Taurina La Afición Vallisoletana, la más antigua de la ciudad. Además en el museo se han reservado unas dependencias que serán la sede de la escuela taurina de la cuidad a orillas del Pisuerga, que en tiempos difíciles para la Fiesta acaba de firmar una fantástica iniciativa en pro de la Fiesta. Y nos consta que han acertado, si al prometedor número de visitantes que ha registrado en esta primera etapa nos remitimos. ¡Nuestra más cordial enhorabuena!

 

 

 

 

 

 

César Palacios Romera

Pintor taurino