Javier Conde abrió el festejo ante un ejemplar bronco y áspero ante el cual estuvo precavido y muy movido, pues es sabido que este torero no es precisamente un consumado lidiador. Cambió de tono su actuación ante el cuarto, encastado animal al que el español toreó con vistosidad en una faena marca de la casa. Algunos derechazos, encajado y roto fueron buenos de verdad y el resto fue bisutería que en esta plaza se le da bien. Paseó una oreja.

Morante de la Puebla con el segundo esbozó finos destellos en muletazos sueltos que calaron hondo, pero no pudo haber unidad en la labor del sevillano por lo tardo y parado del toro. Con el quinto lanceó soberbiamente a la verónica y realizó una faena mágica, con momentos sublimes que rompen cualquier esquema. Inspirado y sereno, ligó exquisitos naturales y refrendó su labor con torerísimos ayudados por alto. Estuvo muy por encima del noble y soso ejemplar al que cuajó de forma muy personal. Dos orejas de ley para Morante que se negó a salir en hombros y prefirió hacerlo a pie en medio de una gran ovación.

El venezolano Leonardo Rivera salió muy decidido ante el tercero al que lanceó bien a la verónica y banderilleó con más voluntad que acierto. Noble pero rajadito, el astado se refugió en las tablas por lo que en ese terreno un entonado Rivera consiguió pases sueltos de mérito pero sin poder hilvanar series compactas. No obstante el público lo apoyó con calor y de no ser por el fallo con el descabello pudo haber tocado pelo.

“Pajarito” fue el bravo toro que cerró plaza y con él Leonardo Rivera cumplió con el capote y no lo vio claro en banderillas, suerte que no domina a tal punto que sólo clavó un par. La faena fue un compendio de ganas, entrega y poco oficio, en una extraña mezcla que sirvió al torero para lograr un emotivo triunfo. El ejemplar fue exigente y pedía sitio y firmeza. Por momentos se centró el diestro corriendo la mano con temple y ligazón. Cuando no se acopló su carisma le hizo salir a flote. Faena variada que curiosamente subió de tono una vez que fue indultado el toro. Con el éxito ya en el bolsillo se serenó Rivera que se colocó mejor y enganchó por delante las bravas y nobles embestidas de “Pajarito” en la serie más redonda, tras la cual sufrió un fuerte achuchón del que salió conmocionado. Salió triunfalmente en hombros. La generosidad del palco en este caso fue recibida con júbilo por el público.

 

FICHA DE LA CORRIDA

Plaza de toros de Mérida.

Lunes 23 de febrero.

Quinta corrida de la feria del Sol.

Un toro de El Prado (primero) complicado. Cinco de Rancho Grande, terciados y de juego desigual. Parado y tardo el segundo, noble y rajado el tercero, encastado el cuarto. Soso y suave el quinto. Bravo el sexto, “Pajarito”, número 82 que fue indultado.

Pesos: 432, 460, 440, 425, 428 y 442 kilos.

Javier Conde, de blanco y azabache: Silencio y oreja.

Morante de la Puebla, de caña y oro: Silencio y dos orejas.

Leonardo Rivera, de salmón y oro: Silencio y dos orejas simbólicas.

Destacó en la brega Mauro David Pereira.

Lleno de “no hay billetes” en tarde fresca.

Leonardo Rivera salió en hombros y Morante de la Puebla se negó a hacerlo.

 

vitico.jpg Crónica de Víctor Ramírez, “Vitico”

                       Fotografías de Gladys Castillo