Cuando se confundió torear por lidiar desapareció la lidia y al picador se comenzó a considerar como nefasto protagonista de la fiesta. Hay que volver al concepto de lidia acostumbrando a los toreros a lidiar. A los toros hay que ponerles en suerte, en su sitio y los picadores en el suyo para evitar confusiones. Una corrida concurso puede servir a los ganaderos como tentadero para ver la bravura y poderío de sus toros y al aficionado para ver la lidia y la suerte de varas que es en esencia la fiesta de los toros. Todo un ejemplo edificante de la tauromaquia por estos convencimientos la corrida concurso de novillos celebrada en el último domingo de septiembre del año actual pretendía ser un ejemplo. En esta ocasión los picadores merecen nuestro aplauso porque han sabido colocarse, torear a caballo que podríamos decir. Lástima que los novillos de las ganaderías concursantes no han tenido la bravura y el empuje que se esperaba.

 

Se arrancó de lejos y metió la cabeza con fijeza, fue al capote y la muleta con nobleza repitiendo en la embestida.

 

 El segundo del Jaral de la Mira encaste Baltasar Iván entró al caballo con la cara arriba y derribó, en la tercera vara se arrancó de lejos y empujó después renqueó de los cuartos traseros y se quedó corto en la embestida.

 

El tercero de Alonso Moreno, encaste Urcola por flojedad de remos fue devuelto al corral. Salió el sobrero de Casasola que peleó en varas sin celo y blandeó de manos quedando corto de arrancada.

 

 

El cuarto de Cubero-Buendía mostró poca fuerza y blandeó de manos.

 

El quinto de Aurelio Hernández encaste Veragua fue devuelto al corral por flojedad manifiesta, en su lugar salió un sobrero de la misma vacada, voluntarioso en varas acabó corto de embestida.

 

El sexto de Sánchez Arjona encaste Coquilla de salida echó las manos por delante, mansote rehuyó la pelea con el caballo.

 

Dieron cuenta del encierro de las referidas divisas los novilleros Miguel Hernández «Miguelín», de Madrid; Raúl Rivera, de Toledo y Alberto Escobar, de Madrid. Los tres pusieron voluntad y decisión. Con el capote se les vio mas acertados que con la muleta ante sus enemigos que tuvieron siempre delante y sus complicaciones al embestir. Con el estoque se mostraron deficiente por no hacer la suerte correctamente.

 

Raúl Rivera al no jugar la muleta al entrar a matar al quinto resultó cogido y pasó a la enfermería.

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103