La primera vez que vimos a Mariano Ramos fue en Ciudad Juárez, Chihuahua en la temporada de 1976. Tarde de triunfo para el torero de La Viga, que junto a Rafaelillo y Manolo Martínez lidió toros de De Santiago del gran ganadero José Antonio Garfias de los Santos. Aquella tarde descubrimos un torero muy poderoso, y a un hombre hosco y reservado.

 

Más tarde le vimos en su presentación en Venezuela, había sido contratado por Curro Girón quien era empresa en la temporada Feria de Caracas con Alberto Vogeller y Rafael Santander como socios. En la Feria de Caracas de 1974 Mariano pasó de puntillas por el Nuevo Circo, ante una muy complicada corrida de Tequisquiapan que lidió junto al también debutante José Julio Granada .poderdante de Enrique Bernedo «Bojilla»-, y el siempre triunfador Efraín Girón.

Más tarde, en la temporada del setenta y siete Mariano regresó a Caracas, y estuvimos en la plaza en compañía de Pepe Alameda, que vino a Venezuela con ganadero Alberto Bailleres, que trajo un encierro de San Miguel de Mimiahuapam para la Corrida de la Fuerza Aérea.

 

Hablamos de diciembre de 1977, completándose el cartel con Paquirri, que le cortó las dos orejas al primero de la tarde. Me comentó el maestro Alameda que había una sorda, no declarada, rivalidad, entre Francisco Rivera y Mariano – Paquirri cuajó la faena de su vida en la Plaza México a un toro de Cabrera, y allí nació una competencia muy profesional, pero sorda; de haber tenido resonancia en los medios habríamos vivido una época hermosa de dos grandes poderosos.

 

Aquella fue una de esas corridas «acontecimiento», ya que Mariano cuajó con el toro «Coquito» 116 de Mimiahuapam su mejor faena en Venezuela. Hubo fuerte petición de rabo, pero el severo Luis Ernesto Navarro consideró suficiente las dos orejas. Mariano dio varias vueltas al ruedo, exigido por el público como desagravio por no habérsele otorgado el rabo de «Coquito» de Mimiahuapam. El tercero en el cartel fue Celestino Correa, que sin haber triunfado dibujó lances a la verónica muy comentados por Alameda.

 

Mariano Ramos volvió a Venezuela a los meses, pues en enero del 78 en la Feria de San Cristóbal lidió con su paisano Curro Leal y Carlos Osorio «Rayito» una corrida de toros de Bella Vista. Fue un triunfo de apoteosis, pues hubo Puerta Grande para el torero de La Viga que le cortó tres orejas a unos muy buenos toros de Bella Vista. Fue Mariano el triunfador de la temporada tachirense, aunque el conciliábulo tradicional le negara el San Sebastián de Oro a la ganadería de Bella Vista, no se honró al toro Leñador de Bella Vista debidamente, pero les fue imposible erradicar de la memoria de los buenos y más exigentes aficionados las faenas de Mariano. No tuvo rivales el maestro charro, y eso que compitió con Manzanares, Capea, sus archirrivales Manolo Martínez y Antonio Lomelín, Dámaso González … En fin, con lo más granado de la baraja taurina universal.

  

Recientemente, el año pasado, estuvimos con Mariano en Arroyo, durante un detalle que un grupo de amigos de siempre tuvo para con nosotros. Más tarde fuimos a casa de Rogelio Morales, donde el maestro Charro se encargó de organizar una parrilla con los gamosos cortes de carne de Alfredo Gómez «Brillante». Estuvimos con el maestro acompañados por Rogelio y su bella esposa, por supuesto, el arquitecto Álvaro López, el abogado Carlos Dugarte y matadores de toros como Antonio Urrutia, Alfredo Gómez, Juan Diego, Arturo Magaña y El Triste completaron el grupo que, para nosotros, es histórico. A media tarde se sumaron Jorge de los Monteros, de Bibliofilos Taurinos, Rafael Izquierdo, en recuerdo del inolvidable Raúl, mi querido compadre con el que viví los mejores momento de Mariano Ramos en las plazas de España, Madrid con los toros de Baltasar Ibán y en la Valencia del Levante español, aquella gran corrida de Mariano que provocó la expresión exaltada de la gran maestra del toreo, Conchita Cintrón, que declaró a Zabala que «he visto lo que había imaginado que era el toreo», refiriéndose a una gran faena de Mariano. Era Alberto Alonso Belmonte el apoderado del torero de La Viga.

 

Hurgo en la memoria de Numerito Arreaza, y me comenta que Mariano vino otras veces a Venezuela. Una tarde con toros de La cruz en la Feria del Sol de Mérida y en Maracay con toros de La Carbonera. Su relación con Venezuela fue de sincera amistad, ayudó como pocos lo han hecho a muchos toreros venezolanos. El barinés Manolito López fue un afortunado a la vera de Mariano, Rafael Pirela, Pedro González «El Venezolano», los hermanos Celestino y Gabriel Correa y todos aquellos quienes como nosotros supimos de su generosa amistad.

Duele su precoz partida, maestro.