La gran gala de la temporada, como se presenta de manera consuetudinaria o tradicional desde más de siglo y medio es la Corrida de Beneficencia, presidida ayer por  S. A. R el Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, por obligada ausencia de su padre el Rey Don Juan Carlos de Borbón, recientemente operado en una rodilla, acompañado por Doña Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid, entidad que organiza el festejo, y del Ministro Ramón Jáuregui. Resulto un espectáculo sin relieve. Culpa de esto los toros, cinco de las Ganadería de Victoriano del Río, encaste Juan Pedro Domecq Díez y uno de la divisa de Toros de Cortés, encaste Victoriano del Río, en colusión, primos hermanos. Y con este encierro ¿cuántos van ya, en pésimas condiciones, apagados, poca fuerza, mansos con genio en vez de bravura, y sin casta? En definitiva, vamos camino, que tan repetidas taras, se convierta en escándalo intolerable y sálvese quien pueda. ¿ Y de los toreros, qué? Pues de los toreros que cada uno camina como le viene, o conviene en gana. Lo hacen de manera tan ventajista como el que más, salvo honrosas excepciones.

 

La terna de esta Corrida de Beneficencia, sin gala, ocasión en la que hicieron el paseíllo Juan Mora, Morante de la Puebla y Julián López “El Juli”, anduvieron a quitarse el compromiso, pues, tampoco había para mucho más.

 

Juan Mora torero de hechura de lidiador con solera, trató de dominar al primero que acusaba genio y cabeceaba. En un pase recibió un pitonazo en el labio, al doblar el toro de una estocada y tres descabellos, pasó a la enfermería. Salió para vérselas con el cuarto,que desde que apareció en el ruedo pareció que ofrecía algo,derribó aparatosamente en varas y después se apagó el mansote,que embistió hasta que dobló,de una estocada contraria a toro arrancado y cuatro descabellos.

 

Morante de la Puebla nos dejó con la miel en los labios. Sólo se le vio en quites y algunos destellos muleteriles de su clase y arte. El segundo que fue el de más arranque no se centró con él y lo despachó de estocada baja yéndose de la suerte. El quinto sin clase en la embestida, pasó al desolladero tras dos pinchazos, estocada y descabello.

 

“El Juli” torero que se le ve puesto y suelto, con capote y muleta porque torea con frecuencia, aunque está últimamente en la línea de fuera de pitón, un poco de pico de la muleta y rematando el pase fuera.

 

Así no se pueden ligar los pases. El público se lo acepta y en su labor con el tercero la mayor parte del público le habría pedido la oreja si no es por la manifiesta manera de entrar con el brazo suelto, perfilado fuera de la suerte. En esta ocasión la estocada fue un bajonazo con travesía. O como dijo un castizo que estaba próximo a mí: “¡Vaya sartenazo, lo ha hecho guardia!”. Hubo división de opiniones, unas del público y otra de los aficionados. El sexto manso, sin embestida, acertó a clavar media estocada atacando de la manera acostumbrada.

¡Y aquí paz y allí gloria!

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera Del Éxito 103