Se repite deficientemente el toreo, el ganado con poca fuerza y casta y las flojas entradas en los tendidos. Esto no se conocía en la Plaza de Madrid. Hay que dar la alerta por el bien de la Fiesta.
Me duele señalar los detalles que festejo tras festejo vengo observando con decepción de los resultados de las novilladas veraniegas en el ruedo de Las Ventas. Hay que dar ya la voz de alarma. En esta ocasión del final del mes de julio se han lidiado novillos de la divisa salmantina “la ventana del puerto”, justos de fuerza.
El primero y el cuarto fueron devueltos al corral por flojedad de remos por repetidas caídas. En su lugar salieron dos sobreros de la ganadería de Julio García, que no mejoraron en demasía la lidia.
El cartel torero formado por el francés Cayetano Ortiz, el cacereño Rafael Cerro y el albaceteño Sergio Felipe que hacía su presentación dejando ver soltura y buen manejo del capote y de la muleta aunque no contó con la colaboración del novillo. Mató atacando con el brazo suelto y dejó media estocada, escuchó un aviso y remató con el descabello. De vuelta al corral el cuarto, con el sobrero que tardeaba en arrancada, acabó de una estocada atacando con el brazo suelto.
Rafael Cerro manejó bien el capote al saludar al segundo y en el quite. La faena la cerró tratando de hacer la suerte de recibir por dos veces, sonó un aviso y por fin dobló el astado.
El quinto peleó en varas con genio y flojedad de remos. El novillo acudió bien a la muleta y sacó pases ligados para acabar de pinchazo y estocada con el brazo suelto.
Sergio Felipe, que hacía su presentación en Madrid, se le vio con voluntad de vuelta al corral el tercero de la tarde, recibió al sobrero que derribó en varas al picador de turno, con un arreón al arrancarse al caballo. Embistió con fijeza y ligó pases. A la hora de matar atacó con el brazo suelto a cambio de una estocada contraria y trasera, repitió dejando una estocada perpendicular, sonó un aviso y acabó de una estocada corta. El sexto cumplió en varas y se colaba en banderillas. Con la muleta se le vio valiente y acabó recetando una estocada con el brazo suelto.
Dejamos constancia que al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas del trágico accidente ferroviario en Santiago de Compostela.
