Con tres cuartos de entrada y tiempo impropio del mes de mayo, lluvioso, ventoso y soleado a ratos se celebró la novillada en la que se corrieron reses de la ganadería de Carmen Segovia, encaste Torrestrella para Tomás Campos, Curro de la Casa que hacía su presentación al igual que Sebastian Ritter. La novillada dejó en evidencia a los futuros matadores de toros en su etapa novilleril, tienen mucho que aprender y corregir sus modos toreros. Tienen que hacer un toreo más clásico, de acuerdo con la consigna belmontina «parar, templar y mandar». Sentirse al torear, con sentimiento y buen gusto, nada de monotonía vulgar de pegapases, como el público lo aplaude todo, ellos se creen que lo hacen bien pero en los tendidos ahora hay mucho ignorante en tauromaquia que habrá que corregir para el bien de la fiesta.

Tomás Campos saludó por verónicas de buen corte al primero. La faena la inició por estatuarios y el resto fue todo basado en citar fuera de cacho y con el pico de la muleta. Al matar dejó estocada perdiendo la muleta en el embroque, sonó un aviso y acabó de tres descabellos. El cuarto, corretón de salida esperaba en banderillas y enganchó la muleta durante la faena. Acabó de una estocada perpendicular y un descabello. Pasó sin pena ni gloria.

Curro de la Casa, nuevo en esta plaza al iniciar la faena citó fuera de cacho y con el pico de la muleta, toreó sin sentirse, sufrió un desarme y despachó al astado de una ladeada resultando trompicado sin nada que lamentar y acabó de una estocada. Saludó con buenas verónicas al quinto, que doblaba bien. Logró una faena que mató de una estocada trasera sonando un aviso y acabó de media perpendicular, pinchazo perdiendo la muleta y sonó el segundo aviso terminando con el descabello.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sebastian Ritter dejó ver que está más placeado que sus compañeros de cartel. El tercero se iba suelto de salida. Perfilero en su hacer torero no demostró clase en los pases y más pases que ejecutó. Mató de una estocada. El sexto se iba al bulto embistiendo de salida, molestó a los banderilleros y no había mucho que hacer con la muleta ante el peligro que acusaba el novillo. Acabó de pinchazo, estocada, sonó un aviso y tras un descabello el novillo se echó.

Queda expresado el desigual juego del ganado y la actuación de los toreros que necesitan más rodaje en los ruedos.

 

 

 

José Julio García
Decano de la Crítica Taurina
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103