Un domingo más, una novillada más y una decepción más. Como en domingos anteriores un cuarto o menos del aforo. La decepción va a más. En esta ocasión se jugaron novillos de la ganadería de Concha y Sierra que aún mantienen el antiguo y primitivo encaste de don José Vázquez que data desde 1778. Los novillos acusaron flojedad de manos. Corretones de salida, se fueron sueltos y cumplieron en varas. Algunos frenaron la embestida en banderillas y ante la muleta llegaron cortos de arrancada y echando la cara arriba. Estos novillos se las vieron con los espadas: Fran Gómez, nuevo en la plaza de Madrid, Andrés Jiménez «Gallo Chico» y Sergio Salas «El Pijorro», que hacía su presentación ante la afición madrileña. Actuaciones parejas de los tres novilleros con buena voluntad y decisión de torear pero no lo lograron debidamente por el afán de dar pases sin cruzarse y citando al hilo del pitón con el pico de la muleta. A la hora de estoquear atacaron con el brazo suelto, fuera de la suerte y sin jugar la muleta. Estos futuros matadores de toros han de aplicarse en el toreo clásico y lidiador de parar, templar y mandar para aclarar su porvenir. La afición cada día mas ignorante no recuerda a la de hace años en los tendidos de La Monumental madrileña sentando cátedra y su espaldarazo resultaba una garantía para los toreros y el toreo. Es hora ya de rectificar por el bien de la fiesta.

 

 

 
José Julio García
Decano de la Crítica Taurina
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103