La casta Santa Coloma es garantía de bravura y se requiere por parte de la torería andante recursos de lidiador para salir airosos del trance. Los novillos de la divisa Flor de Jara  que pastan en Colme­nar, y corridos en esta ocasión isidríl, dejaron ver su procedencia con sus virtudes y sus defectos. Enfrente tuvieron tres jóvenes tore­ros, aún recientemente superada la veintena de años. Apuntaron buen estilo torero y valentía ante la adversidad que podían presentarles los novillos, más por su casta brava, embestida picante y algunas veces complicada, como le ocurrió al pacense Manuel Larios con el primero ante la muleta que se vencía por el pitón derecho y al no co­ger presa en el primer muletazo, si se le espera en el mismo sitio al siguiente se acostaba más buscando presa, y así le prendió, por suerte sin consecuencias. Esta cogida la hubiera evitado, si al ver que se le colaba, haber dado uno o dos pasos hacia adelante, le hubiera descolocado de sus ambiciones. Todavía se ve tiene buen estilo, valor y le faltan recursos de lidiador. También al muletear por el izquierdo le sucedió lo mismo y fue trompicado. Se lo quitó de delante de estocada entrando a capón, un intento de descabello y remató el pun­tillero. Saludó desde el tercio. Al cuarto lo recibió en los medios, en un alarde de valor que no le rentó nada positivo. El novillo se fue de lejos a caballo y tras esa demostración, decepcionó al sa­lirse suelto. Bravo ante la muleta con embestida humillada y repitiendo, dobló de una estocada con el brazo suelto y dio vuelta al ruedo.

 

El malagueño Jiménez Forten, hijo de padres toreros, en gesto de venir a darlo todo, recibió al segundo a porta gallola y continuó por villaltavinas que son lances de adorno, suponemos que hubiera sido más práctico lancearlo por verónicas para meterlo mejor en las telas lidiado­ras. Resultó cogido y perseguido, salvándose al tomar el olivo, o sea saltar la barrera. Demostró clase en su estilo torero y valor al aguantar las distintas cogidas que sufrió. Pasaportó al novillo de estocada con el brazo suelto y dos descabellos. Saludó desde el tercio y pasó a la enfermería donde le curaron de una cornada en el muslo de­recho de veinte centímetros de pronóstico menos grave.

 

El quinto novillo en sustitución del compañero herido dio cuenta Manuel Larios, novillo encastado y listo al que ligó buenos muletazos en aceptable faena que remató con el brazo suelto dejando una estocada.

 

El segoviano Víctor Barrio que demuestra buenas maneras toreras tuvo en el tercero un manso con genio que peleó en varas cabeceando. Flojo de remos tapó su mansedumbre desarrollando genio con malas intenciones. Tras voluntariosa faena con buen ademán torero lo despachó de una estocada ladeada y trasera. Con el sexto cumplió y se lo quitó de delante de una estocada baja. Dio vuelta al ruedo.

 

En conclusión vimos en los tres jóvenes espadas buen estilo torero que necesitan aprender más recursos lidiadores, pese a todo no se amilanaron ante los encastados novillos de los que dieron cuenta.

 

Lo lamentable es la realización de la suerte de matar, con el vicio tan en auge actualmente en la Fiesta, de realizarla con el brazo suel­to, sin jugar la muleta y yéndose afuera en vez de realizarla con arreglo a los cánones que asentó Costillares, inventor del “Volapié” y jugando la muleta, tan eficaz en esta suerte suprema.

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103