Con la plaza casi llena, se corrieron toros de la ganadería salmanti­na del Vellosino, propiedad de don Manuel San Román Valdes, encaste Domecq Diez. Bien presentados dieron juego desigual, destacaron primero, segundo y sexto. El tercero y el quinto sobrepasaron en la bascu­la los seiscientos kilos.

 

José Ignacio Uceda Leal saludó al primero que tenía tendencia a ir­se suelto, con lances a la verónica de buen gusto, clase y temple. El toro cumplió en varas y la faena de muleta tuvo calidad con todas las excelencias del toreo. Cite con la muleta adelantada y planchada, em­barque con temple y buen juego del brazo para adentro ligando pases encadenados rematados con el forzado de pecho pasando la muleta de cabeza, a rabo. Repitió tandas sin escucharse un “0lé”, aunque se oyeron aplausos, pero así está el público que parece no saber distinguir el grano de la paja. Atacó con la espada en corto y por derecho, dejando media estocada en lo alto, entrando como mandan los cánones y tras un descabello, un aviso por exceso en la faena, y acabó de otro descabello. Se arrastró al toro y no sonó un aplauso, pareció que el público no supo apreciar lo realizado.

 

El cuarto se mostró violento en la embestida ante los capotes. Cor­neó el peto y se salió suelto. El mansote se quedaba corto y echaba la cara arriba ante la muleta se vio faena con ligazón que canceló de pinchazo, estocada hasta bola, con su buen estilo de estoqueador y tres descabellos.

 

Miguel Abellán se lució con el capote. El toro iba largo y acudió a la cita con la muleta arrancándose de lejos. Ligó muletazos de buena factura. La faena tuvo un definido tono torero, recreándose en la buena arrancada del burel. Lo despenó, entrando con el brazo suelto de dos pinchazos, aviso, pinchazo y dos descabellos. El quinto con 618 kilos a cuestas no se empleó en varas y se salió, declarándose manso, llegó al último tercio corto de arrancada y echando la cara arriba y con sosería sin dar ocasión de lucimiento. Con el brazo suelto atacó el diestro y lo despachó tras pinchazo, un metisaca, una estocada contraria y descabello.

 

El albaceteño Rubén Pinar se mostró lidiador al sujetar al tercero con el capote que pesó 608 Kilos en bruto. Cumplió en varas el astado y acudió bien a la muleta hasta que se cansó y se quedó corto de arrancada. Con la muleta se dejó ver en templados y ligados pases hasta montar la espada y atacando con  el brazo suelto sumó  dos pinchazos y una estocada tendenciosa. Ante el sexto se lució con el ca­pote. Ante la muleta se entregaba en la embestida y le proporcionó la oportunidad de sacar pases ligados con  temple y calidad, para acabar de una estocada con el brazo suelto y dos descabellos.

 

Al salir se comentaba las buenas ocasiones toreras de los tres es­padas y !Ah! los pares de banderillas ejecutados haciendo la reunión en la cara y clavando en lo alto de Vicente Yanguez  «El Chamo» y Ma­nuel Montoya. Que sirvan de ejemplo.

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Critica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103